Ficha película

Título:
Komodo
Director:
Michael Lantieri
Intérpretes:
Jill Hennessy, Kevin Zegers, Billy Burke
Calificación:
Crítica

La época estival en las pantallas suele traer grandes producciones de Hollywood, para alegrar el verano, pero también trae películas de tercera regional en sus países de origen, que se estrenan aquí como si fueran el néctar y la ambrosía del espectáculo, cuando no llegan en realidad ni a un mal bocadillo de mortadela barata. “Komodo” es una de estas películas, que ha tardado cinco años en llegar a las pantallas, y que lo ha hecho cuando existen huecos para llenar en la programación nada exigente del cine palomitero y refrigerado del verano. En la fecha de su estreno –recordemos, videográfico- en Estados Unidos, había una corriente aún insuflada por el “Jurassic Park” de Spielbertg, y en esta estela se han querido seguir moviendo este grupo de técnicos de efectos especiales –en especial Lantieri, que se ocupó de los efectos especiales de “Un ratoncito duro de roer”-, que ya han perpetrado intentos fallidos de grandes producciones, tales como “Anaconda” o “Deep Blue Sea”; en estos dos casos, eran más los efectismos baratos que la calidad o la intención de hacer un producto en condiciones. Ahora ya resulta ridículo hasta la indecencia, intentando que nos creamos que unos tranquilos lagartos que se pasan la vida al sol, se pueden convertir en unos bichos asesinos implacables.
Entroncando con la clásica estructura donde unos presuntamente terribles animales son los que hacen zozobrar a los protagonistas –véase desde “Los pájaros” de Hitchcock, hasta el “Tiburón” de Spielberg, pasando por las arañas, pulpos, orcas, cocodrilos y toda la fauna que ha intentado beneficiarse de las franquicias comerciales de las sagas cinematográficas con bastante poca fortuna, generalmente-, la cinta cuenta la dramática historia de un niño que pierde a su familia cuando unos lagartos enormes –dragones de Komodo- les atacan, dejándole huérfano. Años más tarde volverá al escenario de la tragedia con una científica para descubrir la gran terrible verdad de esos sanguinarios animales…
Si al principio puede resultar divertida, tanto por los planteamientos como por unos efectos especiales inexplicablemente deslucidos –algo incomprensible siendo el director del film precisamente un técnico de efectos especiales reciclado en la realización-, la falta de imaginación en el guión y el recurrir a los tópicos más previsibles consigue que nos aburramos a los pocos minutos en los asientos. Por supuesto, ni un ápice de miedo, terror o incluso sobresalto llega a turbar la tranquilidad con que podemos ver esta película de principio a fin, comprobando la baja calidad del producto, y quedándonos estupefactos, una vez más, con los criterios de las distribuidoras a la hora de estrenar este tipo de películas, que además logran que muchas producciones españolas de muchísima más calidad no lleguen a las pantallas, ni siquiera en verano, cuando presumiblemente tendrían más espacio en las mismas. No se sabe bien quienes son más bestias, si los dragones de Komodo, o los que llevan estos engendros a los cines…


Federico Casado Reina



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