Si hace unos años veíamos cómo la animación digital tridimensional tomaba forma con la versión cinematográfica del famoso videojuego “Final Fantasy” –que al final, tenía realmente poco que ver a nivel argumental- ahora la tecnología informática ha dado un paso más allá en la creación infográfica. No hace falta que recordemos el éxito sin precedentes de películas animadas como “Shrek” e incluso a nivel nacional con “Pinocho 3000”, pero ahora nos referimos a la síntesis infográfica para crear filmes de acción o ciencia ficción, que antes estaban vetados a personajes reales, so pena de parecer increíbles. Lo realmente encomiable de este proyecto Coreano –que rápidamente ha sido “adoptado” por las multinacionales norteamericanas para su distribución, habida cuenta de su comercialidad- es que notándose los píxeles y megabytes en los personajes y las imágenes, se terminen por olvidar a favor de una historia bien escrita y mejor planteada, que contiene un mensaje de lo más positivo: en el año 2050, una corporación industrial militar desarrolla un misil nuclear de una potencia tan descomunal que es capaz de convertir la tierra en cenizas, motivo por el cual un grupo ecologista decide armarse para eliminar dicha amenaza. En esa lucha, dos bandos con capacidades telepáticas se enfrentarán ayudados por unos fabulosos artilugios, que harían palidecer de envidia a los Transformers.
El mensaje, nada velado, por otra parte –y que también estuvo presente en “Final Fantasy”- viene embalado en esta ocasión en unas secuencias muy espectaculares, ya que la coreografía ideada por la realizadora parece mezclarse en muchos momentos con los más sofisticados videojuegos de consola, pero dinamizados por la grandeza del cine, y el montaje de una gran superproducción de acción de Hollywood. En la más pura e inteligente producción, se ha conseguido realizar un notable esfuerzo para obtener un producto brillante, entretenido, y además con un mensaje implícito que es de lo más positivo para todos los públicos, al igual que el divertimento. La economía al utilizar la tecnología digital ha resuelto muchos contratiempos a la hora de estrenar una película de estas características, y si en los años sesenta los “Thunderbirds” eran simples marionetas para abaratar costes, ahora son personajes de infografía que casi parecen reales. Lo más curioso, es que el esfuerzo que hizo la todopoderosa Fox en su departamento de animación “adulta” –con el monumental fracaso de “Titan A.E.”, que supuso su desaparición- ahora se ha traducido en unos filmes que no son norteamericanos y que pueden conectar mucho mejor con el público de todo el mundo.
Queda demostrado, pues, que el “manga”, el “anime” y todas las tendencias de animación japonesa –de las que este film es un heredero no confeso- no sólo puede ser violencia y espectacularidad, sino que además también puede contener el más bonito y espiritual de los mensajes.