La saga de “El Padrino” y la saga de “Star Wars” –la primera- tienen una cosa en común: sus segundas partes son aún mejor que las primeras. Bueno, pues a estas dos tiene que unirse la segunda parte de “Spiderman”, que no sólo conjuga todos los elementos de una sobrecogedora película de acción en el más amplio y puro sentido comercial, sino que además ha logrado incluir en la fórmula magistral elementos de gran profundidad y carga dramática, sin que resulten chirriantes dentro del magnífico ritmo de la historia, y como refinamiento adicional, respetar el toque humorístico inherente al personaje y que estaba presente en los cómics originales. Se ha marcado un hito no solo en las películas que adaptan superhéroes, sino además en la estructura comercial de un producto generado por un gran estudio: es posible unir una elevada calidad y una gran comercialidad.


Ahora estamos unos años más tarde en la vida del tímido Peter Parker: ahora ya no vive con su tía –que, recordemos, quedó viuda- sino que se ha trasladado a Nueva York, donde estudia ciencias en la Universidad, y en sus ratos libres, se enfunda el traje rojo y azul e intenta mantener el orden y frenar la delincuencia. Al pobre Spiderman, todos sus fabulosos poderes no le han servido para conservar a su chica, ni para que su mejor amigo se aleje de él, obsesionado en vengar la muerte de su padre, y para colmo, tampoco le dan a su tía la hipoteca para poder conservar la casa. En esa vida, Parker conoce a un brillante científico llamado Otto Octavius, que ha inventado unos singulares brazos mecánicos para la manipulación nuclear; este encuentro será crucial para Peter, fascinado por el genio del inventor en un principio, y más tarde enfrentándose al monstruo en el que Octavius se convierte con un accidente… La complejidad argumental del guión es francamente inusual para un producto comercial vano “y sin pretensiones”; pero “Spiderman 2” las tiene, con total justicia, casi practicando las máximas olímpicas de “citius, altius, fortius”: todo elevado al doble de la potencia, con lo que el 2 del título, más que indicar una pálida segunda parte, más bien significa que todo lo que ya vimos, ahora se ha superado justo en el doble. Uno de los innegables factores para ello ha sido contar con el talento de Alvin Sargent, guionista ganador de un Oscar por “Gente Corriente”, que ha dotado al cómic de una humanidad perfecta no solo para el personaje y el género, sino para cualquier película que se precie. Todo un lujo que los productores pueden estar completamente seguros que ha valido hasta el último de los dólares que ha costado.


Si ya sabíamos que Maguire era un excelente actor, en la segunda parte se sigue destapando como uno de los mejores intérpretes de su generación, mostrando ese conflicto interno del personaje de manera ejemplar. También podemos disfrutar del siempre excelente Alfred Molina, como el transtornado Doctor Octopus, y todo el plantel en general está realmente bien, destacando James Franco como el amigo-rival de Peter y futuro sucesor de su padre, Harry Osborn. Quizás el único elemento negativo de la película, es que la bellísima Kirsten Dunst no ha salido tan guapa como ella es –y ya habíamos visto-. Exceptuando el tirón de orejas a los estilistas y maquilladores de la pelirroja, un verdadero diez a esta excelente película. Sin paliativos y sin condiciones.