Ficha película

Título:
Quiero ser superfamosa
Director:
Sara Sugarman
Intérpretes:
Alison Pill, Glenne Headly, Adam Garcia, Lindsay Lohan
Calificación:
Crítica

La pertenencia o no a un grupo de referencia cuando se es adolescente, es uno de los elementos indispensables para la forja de una personalidad adulta mayormente saludable. Muchos jóvenes se afanan estéticamente en parecer pijos, rockeros, surferos o moteros a la hora de encajar en alguna de esas “tribus urbanas” –ó a veces, no tan urbanas- ya sea por las buenas o por las malas. Este fenómeno sociológico propio del siglo XX y extendido hasta el siglo XXI es el sugerente punto de partida de un film que posteriormente se malogra hacia un producto comercial con el único interés de conseguir mucho público entre los más jóvenes, imbuidos por un título que incita a la superficialidad televisiva y social más reprobable. Pero como tal, el arranque del film que nos ocupa supone un planteamiento interesante: una sofisticada adolescente neoyorquina que sueña con triunfar en los escenarios de Broadway, se ve obligada a trasladarse a New Jersey con sus padres, perdiendo todas las amistades urbanas y teniendo que conformarse con un instituto bastante pueblerino y lleno de cuchicheos y miras bastante pobretonas.
Muchas de esas jóvenes “fashion victims” que aparecen en la película y que están luchando encarecidamente por ser la más popular de la clase –para que así el guapo de turno se fije en ellas y no en la compañera que está más delgada, ya no tiene ortodoncia, se ha puesto lentillas y se le ha quitado el acné…- son las auténticas protagonista de este mensaje: hay que ser superguay para poder triunfar. Y nada mejor que ser popular, “famosa” para llegar a lo más alto en el escalafón y el prestigio social. Aunque ya lo hemos visto en numerosas películas de la historia del cine americano –y cada vez, más en otras cinematografías como la misma española…-, la desesperada búsqueda de popularidad cada vez se convierte en el objetivo prioritario, por encima mismo de los intereses, sentimientos y pasiones de los mortales: ahora ya no importa a lo que te vayas a dedicar, sino que lo hay que hacer es convertirse en tertuliana del programa de moda, o concursante –y posteriormente, tertuliana- de la máxima audiencia. Tal banalidad, enfrascada en lo inocuo de una comedia adolescente sin pretensiones, que frivoliza con todo y por todo, resulta no solo desesperanzador, sino además desarmante, comprobando las miras que mueven a miles de jóvenes en todo el mundo. El film está dirigido con bastante convencionalidad, y no hace sino mostrar un delirante universo que ya se ha dejado lo suficientemente patente con el libro en el que se basa el film, y que ya se ha convertido en un superventas en los EE.UU. Seguramente, en esta sociedad globalizada, el afán de superación pasa por convertirse en superfamosa antes que en hacer realidad tu auténtica vocación, porque, según esto…¿quién quiere ser “normal”?


Federico Casado Reina



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