Ficha película

Título:
Muertos Comunes
Director:
Norberto Ramos
Intérpretes:
Javier Albalá, Ernesto Alterio, Pilar Castro, Adolfo Fernández, Luchy López, Fernando Delgado
Calificación:
Crítica

Me resulta realmente insultante que alguien intente subirse al carro de la fama cuando se abre un frente que le gusta al público: en el momento que la serie televisiva “Cuéntame” saltó a la parrilla de programación, nadie daba un duro por ella, y ahora todo el mundo quiere escribir, filmar y recrear historias que sucedían en aquella época. Olvidándonos de lo pintoresco de las mismas, al comparar aquella sociedad con la actual, hay veces en las que tiene razón de ser que la acción suceda en esa época, y otras veces en las que se ve a legua que lo que se busca es una taquilla, desesperadamente. Paradójicamente y contra lo que pueda pensarse, “Muertos comunes” es una historia que necesariamente ha de ubicarse en esos oscuros finales de los sesenta en España: la investigación de una violación y asesinato de una joven a manos de tres militares es el arranque para que dos policías vayan descubriendo una trama de proporciones impresionantes, luchando contra todos los estamentos imaginables en la búsqueda de la verdad y la justicia. Vamos, como si fuera “Expediente X”, pero con copazos de coñac, tabaco negro, patillas frondosas y pantalones “pata de elefante”.
Todo esto, que ya ha sido visto en infinidad de ocasiones en cine y televisión, se mezcla con un punto de política-ficción que resulta sugerente, pero el problema está en el director, que es un verdadero manazas: además de desaprovechar miserablemente el talento interpretativo de Albalá –que resulta una caricatura, directamente- y de Ernesto Alterio –que parece recién levantado de la siesta durante todo el film-, el realizador que anteriormente ha perpetrado engendros de la talla de “Atraco Imperfecto” o “El vampiro del espacio exterior” –ahí es nada- realiza un extravagante e increíble ejercicio de confusión de la manera más burda y torpe, intentando intercalar varias líneas dramáticas en un ritmo excesivamente lento y aburrido, que llega a convertirse en auténticamente soporífero. Eso, claro está, por no hablar de la factura del film, que puede bien asimilarse a que pueda tener cualquier cortometraje de un aficionado que con su cámara de video haga en un fin de semana y con prisas.
Por todo ello, es una lástima que un guión a priori interesante, que además podría tener tintes sociales muy curiosos, se prostituya para originar una película como esta, llena de los tópicos más manidos, y convirtiendo en risible una trama que con el debido empaque, podría haber tenido una repercusión mucho más grande y más acorde con la dimensión del proyecto, convertido en una piltrafa gracias a su director.


Federico Casado Reina



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