Tengo que confesar que las dos únicas películas de Emmerich que me han gustado en toda su carrera han sido “El patriota” y “Stargate”. El resto me parecen literalmente basura comercial, llena de efectismos y efectos especiales que sólo intentan apabullar al espectador a base de mucho presupuesto e imágenes grandilocuentes. Por eso, cuando me senté en el cine para ver esta megapromocionada película, no esperaba demasiado y quizás por ello me sorprendió: además de los apabullantes –y esperados- efectos especiales que son verdaderamente alucinantes, existe una historia de personajes, que toca al espectador, aunque es un poco primitiva y esté resuelta de manera algo increíble. Además, el film tiene una reflexión nada “pro-yanqui” –como tenían “Godzilla” o “Independence Day”-, sino todo lo contrario: ahora los bloques del hemisferio norte del planeta tierra –el llamado “mundo desarrollado”- tiene que refugiarse en el hemisferio sur –el llamado “tercer mundo”-, cosa que añade su gracia al argumento. Por una vez, existe una película norteamericana de gran presupuesto con ciertos visos de calidad, como le sucedía a “Deep Impact”, que aunque tuviera su clara vocación comercial, también lograba una reflexión sobre la humanidad.
Todo comienza cuando un climatólogo explica los posibles riesgos de un desastre ecológico a escala mundial, provocado por una segunda glaciación que podría asolar casi toda la humanidad. Pero lo que nadie esperaba es que en realidad, eso sucediera en esos precisos momentos –una licencia algo arbitraria, pero bueno, arranca con la acción a la postre-; a partir de entonces, las tormentas, heladas, inundaciones, y demás irán paulatinamente destrozando la civilización –especialmente la norteamericana- y separarán cada vez más al meteorólogo protagonista y su hijo, que ha sido sorprendido por la gran tormenta en Nueva York.
Siendo un poco justos, el arranque de la película es bastante largo y aburrido y ya lo hemos visto de sobra en todos los traylers, además no añadir nada al argumento principal. Lógicamente, el punto fuerte del film son los efectos visuales que en el momento que comienzan te dejan realmente aturdido, no ya por la perfección de los mismos, sino por la espectacularidad que pueden llegar a tener. En la faceta interpretativa, el registro del rescatado Dennis Quaid es algo extremo y puede llegar a resultar tan cargante como Jake Gyllenhaal, dando vida al adolescente rebelde que lucha incansablemente por un posible futuro junto a su familia y la chica de la que está enamorado. Una historia de supervivencia, que a pesar de todos los elementos negativos –fundamentalmente, la comercialidad fácil- logra entretener y conectar.