Ficha película

Título:
Druidas
Director:
Jacques Dorfmann
Intérpretes:
Christophe Lambert, Klaus Maria Brandauer, Max Von Sydow, Inés Sastre, Denis Charvet
Calificación:
Crítica

Era gracioso ver cómo hace unas décadas, cuando en Hollywood se ponía de moda un género, el cine europeo “arribista” se intentaba aprovechar de los éxitos de taquilla para intentar seguir recabando espectadores, “camuflando” sus películas como si también fueran norteamericanas. ¿Recuerdan “Tiburón”? Seguro que también les suena “Tentáculos” (Italiana). También es seguro que recuerdan a “E.T.”, y quizás un engendro que se llamó “Hermano del espacio” -por supuesto, sin contar la versión “humorística” que perpetraron los Hermanos Calatrava con “El Ete y el Oto”-. Gracias a los hados, el público cada vez se ha informado más de las películas que iba a ver al cine, y cada vez es más difícil dársela con queso. Entonces ¿A qué viene a estas alturas una no ya mala, sino espantosa película “de romanos”?.

Pues claro, viene al simpar éxito de premios y taquilla que ha realizado “Gladiator”. Pero si en aquella todo era grandioso, épico, monumental... en “Druidas” todo es ficticio, infantil, cutre, pobretón y lo que es peor ridículo: ridículo está el antaño gran Brandauer, convertido en una mala caricatura de Julio César -con un espantoso peinado y demasiados kilos de más-; ridículas son las “legiones romanas” -poco más de treinta o cuarenta extras mal vestidos de romanos de opereta barata-; y el colmo, ridículo está el bizco más atractivo de la historia del cine, cuyas intervenciones en “Greystoke” o “Los inmortales” parecen haber pasado definitivamente a la historia. Convertido en Vercingétorix, un lider galo que se enfrentó a las hordas conquistadoras de Julio César, los vericuetos de la cohesión entre las tribus y la ayuda de los druidas son otros elementos en este demencial producto que, eso sí, visto con ánimo verbenero puede resultar muy divertido.

Pero por favor. Aunque todo, absolutamente todo en este engendro es realmente espantoso, merece la pena destacar la burda copia que de la soberbia banda sonora de “Gladiator” realizada por Hans Zimmer y Lisa Gerard intenta hacer el tarugo del compositor del film -de cuyo nombre no merece la pena ni acordarse- y que parece haberla realizado con el organillo de feria más barato que uno puede encontrar en una tienda de veinte duros.

Lo peor del asunto, es que intentan que nos la tomemos en serio, e incluso el realizador haciendo alarde de vena comercial, declaró que “él hace películas para el público, no para los críticos”. ¿Es que se cree que el público es idiota?. Quizás en Francia, por aquello del personaje histórico, podría colar, pero desde luego, fuera de sus fronteras, es el clásico producto que si fuera una obra de teatro, sería recibida con tomatazos.


Federico Casado Reina



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