Ficha película

Título:
Memorias de un asesino
Director:
Joon-Ho Bong
Intérpretes:
Kim Sang-Kyung, Song Kang-Ho, Koh Seo-Hee, Byun Hee-bong, Song Jae-Ho, Kim Roe-Ha
Calificación:
Crítica

Con algo de tardanza llega una de las películas que triunfaron en la pasada edición del Festival Internacional de San Sebastián, consiguiendo nada más y nada menos que la Concha de Plata al Mejor director, con mucha justicia, la verdad, porque el film está ejemplarmente dirigido, con ritmo, pulso y fuerza. Pero lo más interesante de la película no es ya la maestría que el realizador demuestra, sino la extraña simbiosis entre el más puro thriller –curiosamente, podemos reconocer muchas películas norteamericanas que seguramente no han influido el mensaje, pero que visualmente ya tenemos en mente, tales como “El silencio de los corderos” y todo el batiburrillo de clones cinematográficos, hasta llegar incluso a “Twin Peaks”- y un tono documental que desentraña la situación de Corea del Sur en la dictadura vivida en 1986, en la que un asesino en serio sembró el terror de una pequeña población cuando comenzó a matar a mujeres jóvenes de la forma más salvaje y brutal.
Los saltos culturales del desarrollo dramático de la historia a veces pueden ralentizar toda la trama, puesto que son realmente abismales en algunos casos, pero en otras ocasiones, sirven como un toque de tipismo a la historia, que ya hemos visto infinidad de veces rodeada de hamburguesas, café de las máquinas de comisaría, y vasos de whisky con soda en los bares nocturnos clásicos neoyorquinos. Ahora los policías son muchísimo más humanos, más vulnerables, obsesionados por solucionar un problema que trasciende a los mismos asesinatos y se convierte en un asunto de estado, mediáticamente satanizado y popularizado hasta el último recodo de la sociedad, desde los carniceros hasta las colegialas que llegan a inventar una leyenda urbana. Pero lo mejor no está ahí –aunque sea un documento sociológico de incalculable valor que sólo se apreciará con el tiempo- sino en los recursos estéticos que utiliza el film para transmitir el ánimo de cada personaje, realizando propuestas verdaderamente poéticas, tanto ideológicamente como a nivel de iconografía. Aportaciones sin duda valiosísimas al panorama internacional, aunque hay que reconocer una gran austeridad de medios y recursos, pero igualmente la imaginación y genialidad a la hora de emplearlos. No cabe duda que quizás nos choquen las interpretaciones de los personajes, a veces en el límite, pero también tenemos que entender que los orientales no se expresan de la misma forma que los occidentales, y lo que para nosotros puede ser un mínimo gesto a la hora de expresar desagrado, para un coreano puede ser algo muy diferente.


Federico Casado Reina



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