Ficha película

Título:
Ladykillers
Director:
Joel y Ethan Coen
Intérpretes:
Tom Hanks, Irma P. Hall, Marlon Wayans, J. K. Simmons, Tzi Ma, Ryan Hurst, Diane Delano, George Wall
Calificación:
Crítica

Cuando “Crueldad Intolerable” –la anterior película de estos cineastas hermanos- se convirtió en un éxito de taquilla, muchos se echaron las manos a la cabeza, arguyendo vanamente que se habían vendido al Hollywood más comercial; evidentemente, no captaron el malsano y ácido sentido del humor que impregnaba cada fotograma de esa parábola de la superficialidad, y de con qué inquina criticaba ferozmente las capas más altas –y más frívolas- de la sociedad norteamericana. Poco importaba que los hermanos Coen hubieran sido fichados tardíamente en ese proyecto, ya que supieron darle toda su impronta y convirtieron una comedieta romántica sin mucha enjundia, en un producto de marca propia.
Bueno, pues algo parecido y totalmente diferente ha sucedido con “Ladykillers”; en efecto, Joel y Ethan fueron fichados también desde que la adaptación de la película de los cincuenta se intentara realizar en 1998 dirigida por Barry Sonenfeld –que es productor ahora, y que perpetró “Men in Black”-. La diferencia es que ahora si que se han vendido a la comercialidad más barata y burda, y –para colmo- han casi plagiado el pretexto argumental que Woody Allen utilizó en “Granujas de Medio pelo”, o sea excavar un túnel para llegar a cometer un atraco y ser pillados “in fraganti”. Todo el preámbulo de la historia, resulta algo farragoso y lento, mostrando una Norteamérica profunda que los Coen han sabido mostrar en el pasado con una magistral síntesis y elipsis; recuerdan todas esas lentas evoluciones las de “O’Brother”, una de sus peores películas que curiosamente, también está ambientada en el Sur estadounidense. Hasta que se desata toda la historia, y son descubiertos –que es precisamente donde debería empezar realmente la trama- transcurre prácticamente todo el metraje, y la resolución es demasiado pequeña, demasiado rápida, dejando un regusto magnífico, pero sin duda insuficiente. En cuanto a los personajes, Tom Hanks compone soberbiamente a un empalagoso embaucador e Irma P. Hall a la inquisidora abuelita que no es tan ingenua como parece; sus duelos dialécticos son descacharrantes, pero el resto de personajes son demasiado obvios, demasiado gruesos, maniqueos e incluso ridículos –como el caso de Marlon Wayans, famoso por sus intervenciones en “Scary Movie”-. De esta forma, ahora si podemos decir que los Coen no solo se han banalizado, sino que han apostado por un tipo de cinematografía alejadísima de su inteligente forma de ver la vida teñida de su singular sentido del humor y encima, en un proyecto que ni es suyo, ni parece que les haya convencido demasiado.


Federico Casado Reina



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