Ficha película

Título:
Cosas de familia
Director:
Fred Schepisi
Intérpretes:
Kirk Douglas, Michael Douglas, Cameron Douglas, Rory Culkin, Diana Douglas, Michelle Monaghan, Geoff
Calificación:
Crítica

Que a sus 86 esplendorosos años el gran Kirk Douglas siga dando guerra es ya un éxito sin precedentes. Pero que además consiga hacer su 86 película al lado de su hijo –que también es productor- y su nieto, es ya de nota. Schepisi, un realizador australiano de demostrado talento en la industria y que aunque ha realizado filmes comerciales completamente olvidables, también ha logrado colar en los grandes estudios un sello personal como mostró en la adaptación cinematográfica de la obra teatral “Seis grados de separación” –injustamente olvidada por el público y crítica- o la excelente y reciente “Last Orders”, sin olvidar “Un grito en la oscuridad”, donde ya colaboró con Michael Douglas. Ahora todo se ha conjugado para trasladar las tres generaciones Douglas en una sola película, y si bien es cierto que las interpretaciones son de lo más esforzadas y lucidas –sobre todo en el caso del debutante nieto de Kirk Douglas e hijo de Michael, Cameron Douglas- el guión podría haberse trabajado bastante más, sin tener que dejar en manos del carisma personal de los actores el peso específico de una historia que resulta demasiado previsible y tópica: un famoso abogado jubilado pretende congraciarse con su hijo, que tiene varias crisis existenciales en su vida y entre las que está, precisamente, reconducir la caótica vida de su propio hijo adolescente, que parece ir a la completa deriva; en esta saga familiar que empieza a resquebrajarse a cada encuentro, el único pegamento posible es el cariño, que está apuntalado por las hijas, suegras y esposas y que logra que en muchos casos, no salten chispas con las discusiones.
Alguien dijo alguna vez que las muchas discusiones que se producen entre padres e hijos resultan de lo parecidos que son ambos, y con esa premisa el guionista pretende estirar toda la historia de principio a fin, y ahí está su grave error: a fuerza de no explicitar todos esos conflictos, la historia llega a desinflarse, convirtiendo el discurso en algo aburrido y previsible: quizás las excelencias en los momentos más cómicos entre los Douglas y sus carismas personales sean un elemento que merece la pena ver –realmente, lo merece- pero es una lástima que tan grandes estrellas –al menos, Don Kira y Don Michael- no hayan tenido un mejor foro en el que conjugar sus respectivos talentos, y todo se haya quedado en una película completamente olvidable con formato de telefilm barato, y que intenta resucitar sin éxito, todas las claves cómicas del último cine comercial norteamericano, por muy voluntariosa y ágil que haya sido la dirección de Schepisi, que por cierto, es todo un especialista en comedias.


Federico Casado Reina



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