Aunque fue un conocido actor televisivo y cinematográfico –de serie “B”, donde ha interpretado muchas veces al clásico policía resabiado…- Carl Franklin ha demostrado su brillantez como director en dos de los géneros más trillados, el “thriller” y el drama. Retomando su colaboración con Denzel Washington –con quien ya trabajó en “El demonio vestido de azul”, otra excelente cinta- ahora nos sirve una ración doble de electrizante tensión, en un ejemplarmente articulado “thriller”, donde la buena voluntad de un policía le hace caer en una temible trampa que además le inculpa como máximo sospechoso de un doble asesinato. Para colmo de males del pobre Denzel, resulta que su exmujer es la jefa de la investigación, así que apaga y vámonos.
El guión escrito por el relativamente neófito David Collard está algo descompensado, puesto que en el arranque de la historia existen varias lagunas de ritmo que podían haberse solventado. Pero a partir de la mitad de la película, todo se va concatenando de una manera endiabladamente palpitante, frenéticamente ascendente, hasta llegar a un nivel realmente increíble. Y ese es el mérito de la historia: ¿cuántas veces hemos visto películas de policías implicados en crímenes, estafas y problemas? ¿Cuántas veces hemos visto películas de adulterios y dramas conyugales que se desatan en las mayores tragedias? Bueno, pues ahítos ya de tanto “deja-vu” en la producción norteamericana –y no norteamericana, también- ahora nos ha llegado este film original, bien interpretado y mejor resuelto. Quizás la resolución podía haberse explicitado mejor desde un principio, y puede llegar a resultar algo sorprendente para el espectador, pero se compensa por unas excelentes interpretaciones de protagonistas del film, entre los que destaca el inconmensurable Denzel Washington, que como siempre, da vida a un paladín que cree en las cosas justas, aunque para ello tenga que poner en juego su propia vida. La novedad es que el justiciero en esta ocasión además es humano, y tiene un lío con una mujer casada, lo cual le da una dimensión inusual al cliché del personaje. Además de toda una ambientación muy de Florida –especialmente, de Miami-, y además de Washington, tenemos la oportunidad de disfrutar de la exuberante Eva Mendes, y de un Dean Cain –protagonista de la serie televisiva “Lois y Clark”, dando vida a un Supermán adolescente- realmente sorprendente con abyecto y amargado personaje que es la némesis del protagonista. En definitiva, un film brillante, que salvo algunas que otras pequeñas cargas que lastran las historia, realmente merece la pena.