Ficha película

Título:
El efecto mariposa
Director:
Eric Bress y J. Mackye Gruber
Intérpretes:
Ashton Kutcher, Amy Smart, Eric Stoltz, Melora Walters, Elden Henson, William Lee Scott.
Calificación:
Crítica

Cuando parecía que ya nos habíamos librado de esa inexplicable y espantosa corriente de películas de fantasía-terror para adolescentes –con los máximos exponentes de Kevin Scott Williams y su “Sé lo que hicisteis el último verano”-, pues ahora tenemos otra racioncita de parafernalia sobrenatural encajada en el entorno universitario y para colmo, con moralina final que se realiza mientras atruenan los acordes de una tópica banda sonora, como “avisando” a los incautos que “intentan cambiar el curso de la historia” de los muchos problemas que puede tener. Claro que no podíamos esperarnos otra cosa de los autores que perpetraron “Destino Final” (primera y segunda parte); y fíjense, que tanto este film como el que nos ocupa, tienen un planteamiento original. Si en “Destino final” era la propia muerte la que buscaba a sus víctimas, en esta parábola sobre la teoría matemática del caos –esa que dice que un aleteo de una mariposa en Nueva York puede terminar originando un huracán en Tokio- se cuenta la historia de un estudiante que puede viajar al pasado a través de sus propios recuerdos, y tiene la capacidad de cambiar el presente y, lógicamente, el futuro.
Evidentemente, todos con este planteamiento recordamos la excelente –y comerciál, porqué no- “Regreso al futuro”: el guión de Bob Gale, especialmente, en la primera parte, lograba retorcer los recovecos de la realidad, y aunque tenía una serie de licencias que además resultaban de lo más cómicas, había una cierta coherencia argumental y un tono que no se desdibujaba en todo el film. En cambio, por muchos esfuerzos que haga el actual novio de Demi Moore, el jovencito Ashton Kutcher, no nos terminamos de creer ni la historia y mucho menos unos personajes que parecen sacados de una función estudiantil. En esta historia de “universos paralelos”, desgraciadamente todo sucede porque “tiene que suceder” para así servir mejor a los intereses de los autores, que nos hacen vivir las posibles vidas del protagonista, dependiendo de cómo recuerde –y cambie- su pasado.
El tono presuntamente trascendente se pierde en el momento que se emplean una más que cuestionable arbitrariedad a la hora de plasmar la memoria vital del protagonista, al que parece que han asesorado entre varios estilistas para representar a cada una de las posibles “personalidades” de la historia. Por eso resulta desesperanzador que con un planteamiento tan interesante –aunque poco original, la verdad- se malogre a base de efectismos baratos, mensajes de lo más obvio e interpretaciones mediocres. El único elemento realmente brillante del film es Amy Smart, que compone unos personajes que oscilan entre la frivolidad y el mayor desgarro. Pero por lo demás, un despropósito.


Federico Casado Reina



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