Ficha película

Título:
El enviado
Director:
Nick Hamm
Intérpretes:
Deborah Odell, Jenny Levine, Cameron Bright, Robert De Niro, Rebecca Romijn-Stamos, Greg Kinnear, Ja
Calificación:
Crítica

El terror es uno de esos géneros en que hay que hay que dar la medida exacta. Si uno se queda corto, no logra asustar, y si se pasa, directamente lo que consigue es que se ría el público. Directores tan experimentados como Robert Zemekis han patinado farragosamente con películas como “Lo que la verdad esconde”, que aunque lujosamente producidas y con actores de peso, no conseguían lo que de verdad intentaban: asustar. Por eso, y visto lo explotado que están este tipo de películas en la producción mundial, resulta por menos que ridículo que a estas alturas nos intenten vender una reflexión sobre los problemas éticos que puede llegar a tener la medicina –que de eso también tendría mucho que decir Robin Cook y sus múltiples adaptaciones cinematográficas, empezando por “Coma”-. Si encima, le sumamos una presunta ciencia ficción que, directamente, es ridícula e imposible –el hecho de que la psicología vaya genéticamente predeterminada, algo perteneciente al siglo XIX y ya ampliamente superado por la ciencia- tenemos un producto que quiere contarnos un cuento y no nos lo tragamos, por más esfuerzos que el director haya hecho. Y fíjense que el chaval prometía tras “El agujero (The Hole)”, una claustrofóbica película de suspense y terror muy bien construida, por no hablar de una de las más refrescantes comedias románticas de los últimos tiempos, “Martha conoce a Frank, Daniel y Laurence” –por cierto, injustamente olvidada-; pero tras ver los infantiles intentos de lograr una película efectiva –con elementos de las mejores películas de suspense, tanto a nivel argumental como a nivel audiovisual- uno no tiene por menos que ver con una sonrisa complaciente esta película. Imagínense: un joven matrimonio tiene un hijo precioso, que muere en un brutal accidente, y justo en el entierro aparece un médico que les propone crear un clon del chaval. Claro que hay gato encerrado, porque el “nuevo” hijo de la pareja empieza a tener unos raros recuerdos de lo más sanguinarios…
La egregia presencia de Robert De Niro, así como la esforzada interpretación de Gregg Kinear se contraponen a la del niño protagonista, Carmeron Bright, que se dedica a “poner cara de malo” o “poner carita de bueno”, y por supuesto a la de la inexperiencia y belleza de Rebecca Romijn-Stamos, de espectaculares curvas e inexpresividad. El caso es que la película toma los derroteros propios de un mal telefime, convirtiéndose en una aburridísima reiteración de tópicos previsibles, que no solamente no añaden absolutamente nada al género, sino que más bien parece una caricatura de lo que un buen film de terror y suspense debería ser.


Federico Casado Reina



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