Ficha película

Título:
El domingo si Dios quiere
Director:
Yamina Benguigui
Intérpretes:
Rabia Mokedem, Zinedine Soualem, Fejria Deliba, Amina Annabi, Hamza Dubuih, France Darry, Roger Duma
Calificación:
Crítica

El fenómeno de la inmigración ya está integrado plenamente en las culturas del llamado “primer mundo”; en el caso de Francia, tras los muchos años de ocupación en el mundo árabe, muchos han sido los que ya son franceses de varias generaciones, aunque sus orígenes estén en el Magreb. El film que ha dirigido con mucha coherencia y realidad –aunque algo austero en cuanto a solidez narrativa- Yamina Benguigui confirma sus deseos en mostrar las muchas vicisitudes a la hora de que alguien de otra cultura completamente diferente pueda encajar en una sociedad que en un principio, parece permeable a la hora de admitir nuevos miembros, pero que en realidad, resulta tan cruel con ellos como impermeable a la postre.
La cinta arranca cuando una mujer argelina va a reunirse con su marido en Francia, tras diez años de separación de ambos. Todos y cada unos de los aspectos culturales y psicosociológicos de la mujer va a entrar en conflicto directo con ese nuevo mundo que la rodea, y va a resultar tremendamente hostil su integración, tanto por parte del exterior como –y lo que es más duro- por parte de su propio marido y su suegra, que ya han sido “fagocitados” por el sistema occidental y no terminan de ser como ella creía que eran, tras diez años. Es muy inteligente la postura que la directora adopta en todo momento, ya que el tono casi documental es el que impera en los momentos de máxima tensión, cuando lo fácil habría sido tomar partido en un sentido u en otro –en esto nos recuerda a “In this World” de Winterbottom-. Lejos de filigranas, la película se centra más en los personajes y en los sentimientos que en una ampulosa y falsaria factura que pueda desenfocar los momentos de tensión entre la unidad familiar que se resquebraja por las incursiones multiculturales que ha de soportar para sobrevivir. Brillantes interpretaciones, sobre todo de la “madre”, Zouina (Fejria Deliba), un modelo nada maniqueo de la adaptación en la inmigración, esforzada en todo momento en integrarse.
La directora, que ya ha obtenido un gran reconocimiento internacional en festivales como los de Toronto, Marrakech y varios franceses, ha destilado notablemente el mensaje que ya trazó en anteriores películas suyas como “Memorias de la inmigración” o “Pas d’histories!”, pero aún le falta bastante para llegar a un dominio de situaciones y emociones, que en los personajes en algunos casos se diluyen. No obstante, el diáfano mensaje lanzado por el film resulta demoledor y constituye su valor más importante, a la hora de juzgarlo: salvaguardar las señas de identidad en la vorágine de la actual sociedad occidental, venga uno de donde venga, y mantenerlas en la integración.


Federico Casado Reina



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