Ficha película

Título:
Family man
Director:
Brett Ratner
Intérpretes:
Nicholas Cage, Tèa Leoni, Don Cheadle, Jeremy Piven, Saul Rubinek, Josef Sommer, Lisa Thornhill
Calificación:
Crítica

Decididamente, Nicholas Cage -o quizás su agente artístico- ha perdido el criterio a la hora de elegir sus proyectos. Si “60 segundos” fue un auténtico desastre -tanto económico como de calidad- este no se queda atrás: posiblemente cuando Curtis Hanson se desvinculó del proyecto, tomando las riendas Brett -“Hora punta”- Ratner como director, a Cage debió de olerle el pastel. Y no es porque la historia sea mala -de hecho, una de las mejores películas de la historia del cine “Qué bello es vivir”, tiene un planteamiento idéntico-, sino por la falta de capacidad del realizador para convertirla en un producto sensible, y no sensiblero, como ha llegado a ser.

Un triunfador agente de bolsa de Wall Street, que parece tener todo menos amor, se ve obligado a vivir por motivos un tanto “esotéricos” o “divinos”, la vida que podría haber llevado si no hubiera abandonado a su novia del instituto. El choque entre su primera vida -llena de lujos, refinamientos y stress- y su segunda existencia -con mujer, niños, hipoteca y un trabajo infame que casi no le llega a fin de mes-, hará cambiar los planteamientos del protagonista, dándose cuenta de lo que realmente importa en la vida, por encima de todo materialismo, es el amor.

Y no es que el discurso no sea bonito ni acertado -muy bien estructurado para que todo el mundo piense la famosa frase de “¿Y si hubiera hecho aquello en mi vida...?”-, sino que a base de añadir ñoñerías, romanticismos facilones, y caritas tiernas -toda la película es una sucesión de miraditas, sonrisitas, realmente aborrecibles- uno acaba hasta las narices de que le intenten convencer de algo que no hace falta que nadie lo grite, ni lo subraye en demasía: que el amor es lo más importante.

Cage, intentando retomar las lides del género “romántico-de-comedia”, como ya hiciera infinitamente de forma más acertada en “Hechizo de Luna”, ahora parece encallado en su papel de duro inexpresivo, y cada gesto que hace casi cruje en toda la sala de su encartonamiento. Es una pena que la señora de David Duchovny -el protagonista de “Expediente X”-, Téa Leoni, haya vuelto al cine tras su problemático embarazo con un producto de estas características, más cercano al telefilme barato que a una película al nivel de sus anteriores trabajos, como por ejemplo en “Deep Impact”.

En definitiva, una ración, no ya doble, sino triple de melaza sentimentaloide, con los tópicos más desaforados intentando sacar la lagrimita fácil, que evidentemente no sale por lo prosaico del film.


Federico Casado Reina



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