Ficha película

Título:
Club Desmadre
Director:
Jay Chandrasekhar
Intérpretes:
Elena Lyons, Dan Montgomery Jr., Tanja Reichert, Nat Faxon, Michael Weaver, Jay Chandrasekhar, Bill
Calificación:
Crítica

Desde que John Landis, allá por finales de los setenta, apostara por las películas “desmadradas” –con el referente de “Desmadre a la americana”- muchas han sido las herederas de esa supuesta explosión de libertad en la diversión, donde “todo valía”: desde la saga de “Porky’s” hasta “Colega, donde está mi coche”, ha sido un género tan trillado, tan lleno de tópicos, que únicamente la medianamente original “Scary Movie” tenía la capacidad de reírse de todos estos filmes, mezclando además todas las sagas terroríficas de serie “B” y toda la sátira de cintas ya conocidas, al igual que hicieron igualmente en sus tiempos –mucho más honrosamente, por supuesto- el trío de los Zucker-Abrahams-Zucker con sus películas de “Aterriza como puedas” y demás; paulatinamente, como era de esperar, estos productos se han ido empobreciendo, derivando a su vertiente más comercial y menos imaginativa, hasta llegar a convertirse en ridículas parodias de si mismo, en un triple salto mortal al surrealismo.
Ahora un grupo de cómicos famoso en los clubs nocturnos neoyorquinos, capitaneados por Jay Chandrasekhar, ha perpetrado otra película, ya que “Los supermaderos” fue su anterior filme donde parodiaban a la policía local de un estado bastante poco ilustrado; en esta ocasión, el grupo humorístico “Broken Lizzard” –o en su traducción en español “Lagarto roto”- ha apostado por revisitar un film protagonizado por Robin Williams en 1986, “Club Paraíso”, donde un grupo de turistas llegaba a una paradisíaca isla para disfrutar de unas inolvidables vacaciones, y todo les salía fatal. Argumentalmente se ha añadido el elemento de un asesino en serie que va matando a todos los instructores del club, en una suerte de “thriller” encajado en una comedia delirante. Dicho intento de “rizar el rizo” funciona muy pocas veces, y los cambios de tono van paulatinamente minando el producto hasta que termina por aburrir soberanamente, al no alcanzar ni en un sentido –el de la comedia- ni en el otro –el del terror- un clímax medianamente interesante. El guiño de elegir a Bill Paxton –un clásico en las películas de James Cameron, aunque ya algo talludito para estar en una película para adolescentes delirantes- como uno de los protagonistas no deja de tener su gracia, sobre todo por el personaje que interpreta, un antiguo cantante setentero muy pasado con las drogas el alcohol que decide “jubilarse” en una isla caribeña montando una agencia de vacaciones donde la juerga y el sexo son los máximos exponentes. En definitiva, que a base de intentar una fórmula “nueva” en este tipo de filmes, e intentar rizar el rizo, se les ha quedado un film de lo más lacio y aburrido, a pesar de los bellos paisajes y los atléticos cuerpos bronceados de los instructores e instructoras.


Federico Casado Reina



©2001. AndaluNet, Diseño y hospedaje de páginas Web