Ficha película

Título:
Carandiru
Director:
Héctor Babenco
Intérpretes:
Luiz Carlos Vasconcelos, Milton Gonçalves, Ivan de Almeida, Maria Luisa Mendoça, Rodrigo Santoro, Lá
Calificación:
Crítica

Presentada en el Festival Internacional de Cannes, la última producción de Babenco tuvo la valentía de dinamitar y replantear el sistema de instituciones penitenciarias de Brasil, basándose en la experiencia real del médico Drauzio Varella, que estuvo destinado en una prisión donde la superpoblación, el sida y las pésimas condiciones higiénicas convertían en extremadamente dramáticas las situaciones de todos los presos allí recluidos. Hemos visto lamentablemente muchas noticias de cárceles brasileñas que terminan en grandes dramas, con motines salvajes o con intentos de fuga desesperados que originan cientos de muertos. El film que nos ocupa nos hace comprender muchas de las motivaciones de todos esos reclusos, en el límite de la cordura y de la dignidad propia, en un original guión ficcionado, pero que tiene muchos –y acertadísimos- elementos documentales.
Babenco, que se dio a conocer internacionalmente con la aclamada “El Beso de la Mujer Araña”, protagonizada por William Hurt y Raúl Julia, ahora ha vuelto a tocar el tema carcelario, solo que si en aquella ocasión la reclusión era un simple pretexto para dinamizar a los personajes, ahora las condiciones de hacinamiento y cruel supervivencia son partes de una historia no carente de humanidad, a pesar de todo: todo el film arranca cuando un médico llega a una prisión para intentar mejorar la calidad de vida de los internos y aplicar un problema contra el contagio del sida, descubriendo que la capacidad de la cárcel –unos cuatro mil presos- se ha duplicado alegremente, originando una situación similar a la de una olla a presión a punto de explotar. En esa compleja y quizás demasiado extensa galería de personajes presentados por la historia, tenemos oportunidad de ver a la más variopinta fauna que puede poblar una prisión, desde travestís a drogadictos, pasando por mafiosos o asesinos. Como ya habíamos visto en otros muchos filmes de este corte, las férreas estructuras sociales intracarcelarias se mantienen duramente, a pesar de todas las adversidades externas e internas y toda la historia se supedita a dicha jerarquía, a veces de lo más incomprensible.
Lo mejor de la historia, es el tono distante que el director ha adoptado, fascinado por todas las evoluciones de estos personajes que tienen su correlato en la más cruda realidad de nuestra humanidad, pero que a pesar de todo el dramatismo de su mundo, guardan un pequeño espacio para la imaginación, la esperanza y por supuesto, la ternura.


Federico Casado Reina



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