Ficha película

Título:
Me llaman Radio
Director:
Michael Tollin
Intérpretes:
Cuba Gooding Jr., Ed Harris, Debra Winger, Chris Mulkey, S. Epatha Merkerson, Alfre Woodard
Calificación:
Crítica

Para muchos actores de la industria de Hollywood “hacerse el tonto” –literalmente- suele ser una de las mejores apuestas para su trayectoria, casi asegurándose por lo menos una nominación al Oscar o el Globo de Oro. Dustin Hoffman, Robert DeNiro, Russell Crowe, Daniel Day Lewis o Tom Hanks solo son algunos de los nombres que se han vinculado a papeles de esquizofrénicos, retrasados, autistas o paralíticos, cuya “rentabilidad artística” ha sido tan grande que han logrado –como en el caso de Tom Hanks- que se les tome definitivamente “en serio”. Algo parecido ha intentado Cuba Gooding Jr., en este esforzado registro, dando vida a un singular personaje pueblerino retrasado, obsesionado con las radios y que es tutelado súbitamente por el carismático entrenador del equipo de fútbol americano del lugar. Ed Harris, que ya hizo algo parecido con Rusell Crowe en “Una mente maravillosa”, vuelve a su imponente presencia en pantalla, pero ni siquiera su registro excelente o los denodados esfuerzos del ganador del oscar al mejor actor secundario por “Jerry Maguire” –inolvidable Cuba Gooding Jr. chillando aquello de “enséñame la pasta”- a la hora de recrear su personaje han conseguido remontar los límites del simple interés en esta película que repite una y otra vez los tópicos de la igualdad y de la aceptación en una sociedad presuntamente plural –la norteamericana de Carolina del Sur en los años setenta, que finalmente ha de aceptar a un retrasado mental y además de raza negra-.
El film, que llega de la mano de un experimentado productor televisivo, que ahora quiere ejercer de director, intenta manipular descaradamente todas las claves para hacer una entrañable reflexión de la grandeza humana, una especie de canto a la igualdad. Pero lamentablemente, llega un poco tarde, y lo hace de la manera menos original que podíamos esperar, sin reparar un ápice en las manidas claves que se han repetido una y otra vez en este tipo de películas. Quizás la única originalidad sea que si Forrest Gump estaba obsesionado por el ping pong, el protagonista del film que nos ocupa lo esta con la radio, coleccionando radios antiguas y obsesionado con la música. Resulta un poco penoso que un film no se sustente más sólidamente sobre una historia bien cimentada e intente hacerlo en unos actores que si bien están todos geniales, no son suficientes para mantener el esqueleto de un guión previsible. Aunque la factura también es realmente brillante –en especial la banda sonora de James Horner- queda empañada por la falta de originalidad de otra película más que se une a las muchas protagonizadas por este tipo de personajes. Otro más para el club.


Federico Casado Reina



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