Ficha película

Título:
La vida que te espera
Director:
Manuel Gutiérrez Aragón
Intérpretes:
Juan Diego, Celso Bugallo, Luis Tosar, Marta Etura, Clara Lago, Víctor Clavijo
Calificación:
Crítica

La errática filmografía de este realizador santanderino ha logrado convertirle en uno de los cineastas más impredecibles de este país, siendo algunas de sus películas verdaderas obras de arte –véase “Demonios en el Jardín” o “La mitad del Cielo”- y otras realmente insoportables e impropias de su trayectoria. Pero lo que si hay que reconocerle es una línea clara de preciosismo cinematográfico en todos sus proyectos, con una factura realmente impresionante que roza casi lo pictórico, creando los ambientes idóneos para todas y cada una de sus historias –que a veces se han quedado en eso-.


No es el caso del film que nos ocupa, que se centra en las intensas relaciones de los pasiegos cántabros, con sus rencillas, sus ilusiones y sus relaciones: dos vecinos criadores de vacas terminan enfrentados, muriendo uno de ellos asesinado. Cuando el hijo del fallecido, que ha dejado su vida rural por su trabajo de peluquero en la ciudad, llega al valle, comenzará una inesperada relación con la bella y joven hija del pasiego superviviente, provocándose un cataclismo en el tenso equilibrio familiar. El argumento es de lo más brillante, puesto que dinamiza una pequeña historia de rencillas entre dos familias con las claves de muchos géneros cinematográficos –drama, romanticismo, thriller, todo ello bien articulado-. El gran problema de la historia es que las diferentes tramas llega un momento en que se disparan y no guardan coherencia, ni con los personajes –que terminan por ser prácticamente esquizofrénicos, cambiando de opinión casi en cada secuencia- ni con lo que ha sucedido anteriormente. Todo ello se amplifica cuando el montaje aún termina de liar todavía más cada una de las líneas dramáticas de la historia.


El apartado interpretativo es uno de los elementos más brillantes del film, demostrando un ejemplar dominio en la dirección de actores; claro que contar con verdaderos monstruos como Juan Diego o Luis Tosar ayuda lo suyo. Especial atención merece Marta Etura –que ya nos dejó con muy buen sabor de boca en “La vida de nadie”-, que hace una ejemplar réplica a tan grandes animales cinematográficos sin quedarse atrás. Si ponemos todo ello en una balanza, tenemos un film de espléndida factura –algunos planos son realmente maravillosos y la banda sonora realiza una ejemplar ambientación, perfecta en todo momento- que ensalza un nostálgico canto a un modo de vida –el pasiego- en vías de desaparición y que además añade intensas notas sobre las relaciones humanas, pero que pierde el pulso dramático en varias ocasiones, provocando cierto desamparo al variar las expectativas del espectador. No obstante, la valía de Gutiérrez Aragón queda de manifiesto por su sólido y emocionante manejo del guión, que podía haberse mejorado con sólo un poco de trabajo.


Federico Casado Reina



©2001. AndaluNet, Diseño y hospedaje de páginas Web