Ficha película

Título:
El último samurai
Director:
Edward Zwyck
Intérpretes:
Tom Cruise, Ken Watanabe, Timothy Spall, William Atherton, Chad Lindberg, Ray Godshall Sr., Masato H
Calificación:
Crítica

Parece que cuando uno ya ha conseguido el éxito comercial, busca desesperadamente que se le tome en serio. A mi me parece algo ridículo que alguien que ha triunfado como lo ha hecho Tom Cruise con sus franquicias comerciales (“Mission Impossible”), se afane metiéndose en proyectos que le cuesten depresiones y úlceras de estómago, tal y como le pasó con “Eyes Wide Shut”, que además fue –según dicen- el preámbulo del divorcio con la divina Nicole Kidman. Ahora ha hecho prácticamente lo mismo: recrear un proyecto grandioso, épico, de los que se tienen que tomar en serio y con una gran trascendencia. Pero se le ha olvidado lo más importante: esos proyectos, pueden o no pueden estar acompañados del éxito comercial, y dicha explosión de marketing no garantiza la solidez, calado y profundidad del mismo, sino que eso se consigue con los años, casi sin buscarlo. Por citar dos –en esa misma clave- podríamos recordar al Eastwood de “Sin Perdón” o al Costner de “Bailando con lobos”, con la diferencia que ambos tenían muchísimo más talento del que ha demostrado el frío Edward Zwyck, que únicamente consiguió conmover realmente con “Tiempos de Gloria”, tiempo ha, por cierto.
Sobre el papel, la historia escrita por John –“Gladiator”- Logan es tan interesante como bonita: A finales del siglo XIX, un capitán veterano de las guerras del ejército norteamericano con los indios es contratado por el gobierno japonés para “modernizar” su ejército y enfrentarse a un maestro samurai que se ha rebelado, pero descubrirá cuando llega al país del sol naciente, quién tiene y quién no tiene razón. Cierto es que está muy costeada, y que tiene secuencias muy espectaculares, pero lamentablemente no es una visión personal con su alma propia: es más bien un producto estándar, lanzado con una brutal maniobra publicitaria y diseñado para provocar no solo el sentimiento del espectador en determinados momentos –que se ven venir a legua, manipulando los tópicos a placer- sino además, que la fama y gloria de Cruise llegue a lo más alto, incluyendo el Oscar –de momento, ya ha sido nominado al Globo de Oro, que no es poco-. Las claves están presentes para ser un éxito clamoroso, pero el problema, es que el director no da más de si, aunque recordemos que ya sacó guapísimo a Brad Pitt en “Leyendas de Pasión”, y que ahora hace lo propio con el productor y actor principal, al que convierte en un samurai occidental que vuelve a creer en el honor después de haber pasado por el ejército norteamericano. Lo mejor de este “Frankenstein”, armado pieza a pieza para gustar a la fuerza, es sin duda Ken Watanabe, como el honorable maestro samurai que dota a toda la historia del espíritu que debería haber tenido mucho más presente.


Federico Casado Reina



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