La anterior asociación entre Zemeckis y Hanks ha sido ha todas luces fructífera, ya que "Forrest Gump" trajo premios y reconocimientos por doquier, poniendo a Hollywood a los pies del realizador y del que ahora es uno de los actores mejor pagados del mundo. Por eso, la siguiente película de este tándem era esperada como agua de mayo por todos, tanto espectadores, como profesionales del medio cinematográfico -éstos de una forma más malintencionada de seguro, apostándose como verdaderos francotiradores ante el nuevo producto-. Y cuál no fue la sorpresa para todos, cuando el proyecto a realizar daba un giro diametral a la historia de ese ciudadano norteamericano corriente y de pocas luces que se convertía en testigo involuntario del trasiego histórico de Estados Unidos en buena parte del siglo XX: ahora la apuesta era por la austeridad, por la carencia de recursos "especiales" fuera aparte de los puramente fílmicos -esto es, interpretación, guión y montaje-.

Zemeckis ha demostrado con sus dos últimas cintas -"Lo que la verdad esconde" y ésta que nos ocupa- una maestría sin parangón en la filmación: ha recreado mejor que nadie lo que ya existía, en una referencia a Hitchcock y al clásico múltiplemente adaptado de Daniel Dafoe, que cuenta cómo un hombre corriente integrado en su época histórica -en este caso, en la actualidad, en el caso de Crusoe, en siglos anteriores- ha de adaptarse forzosamente a un medio hostil y cómo se las apaña para sobrevivir. En ambos casos, el realizador ha pecado de apostar por lo que ya ha funcionado, intentando redefinir los parámetros de ambas cinematografías, sin conseguirlo en ningún momento, porque "Náufrago" no es más que otra película más de un hombre que llega a una isla desierta y de su aventura por la supervivencia. Como nota episódica, podríamos decir que las comodidades del siglo XX -la acción se desarrolla en 1995- quizás choquen más con una búsqueda instintiva de las necesidades primarias -que como diría Maslow, son comer, beber, dormir... y alguna otra-, pero el fondo es exactamente el mismo. Resulta penoso cómo la industria de Hollywood intenta vendernos lo que ya hemos comprado -y ya tenemos- sólo que ahora envuelto en un precioso papel celofán, estrellaza millonaria incluida.

Por su parte, Hanks -indiscutible protagonista del film, de camino al Oscar, tras haber adelgazado 30 kilos durante la filmación- hace un encomiable esfuerzo en la interpretación, pero que se ve lastrado por una historia manida que ni siquiera las reacciones del protagonista de "Philadelphia" consigue hacerlas interesantes. Muy bien rodada, un espectacular accidente de aviación, un trasfondo emocional intenso que tan sólo se deja entrever... ¿Y?. No es que me parezca mal ni bien... sencillamente, es que ya la he visto muchas veces antes.