Ficha película

Título:
Todo lo demás
Director:
Woody Allen
Intérpretes:
Jason Biggs, Christina Ricci, Stockard Channing, Danny DeVito, Woody Allen, Jimmy Fallon, Diana Kral
Calificación:
Crítica

Uno de los indudables referentes en la historia del cine, con sus grandezas y sus miserias, es Woody Allen. Ya desde sus inicios, comenzaban sus recurrentes obsesiones en torno a la muerte, al sexo, a la trascendencia y filosofía humanas, siempre enfocadas desde un ángulo tan procaz como irreverentemente divertido. A través de todas las fases de su filmografía –de las películas más “serias” a sus comedias más delirantes- esta amalgama temática ha impregnado la estructura argumental de sus guiones, siempre ejemplarmente escritos, aunque no siempre tan brillantemente realizados. Algunos elementos tales como el azar, la pasión, la ambición o el desamor se han ido sumando al rosario de perlas cultivadas que tan bien ha sabido exponernos año tras año, en los más inusuales vehículos que iban desde autores teatrales comprados por la mafia, hasta detectives caducos que intentan sobrevivir, o amas de casa que se ven sorprendidas por una fulgurante fama o ingenuas prostitutas de enorme corazón. Pero lo más increíble de Allen, es su capacidad para contar una y otra vez lo mismo sin llegar a repetirse: aunque el núcleo y reflexión final de todas sus películas sea el mismo, el modo de contarlo, las circunstancias que rodean a la narración, van cambiando de manera fascinante, demostrando lo verdaderamente importante en el cine: que lo la forma de contar es casi más importante de lo que te cuentan.
Con un guión realizado para ser protagonizado por un Woody Allen con 50 años menos –y que ahora ha sido reemplazado por un inesperadamente acertado Jason Biggs, al que todos recordamos de la infame saga de comedieta adolescente “American Pie”- la historia se centra en un guionista judío con problemas de autoafirmación, que intenta mantener una imposible relación con una bella mujer que tiene problemas psicológicos varios, que tiene un agente artístico que le está esquilmando sin piedad, y que para colmo, recibe las “enseñanzas” de otro maduro guionista también judío que es fanático de las armas –en un divertidísimo papel interpretado por el propio Allen-. El hecho de forzar a la acción al personaje protagonista no es más que el mensaje que siempre ha caracterizado a este autor, que superaba su galopante timidez y rasgos físicos con un sardónico e inteligente sentido del humor –muy en consonancia con el de los Hermanos Marx, también judíos, aunque en el caso de Woody Allen, con mucha mayor elegancia- y que se esforzaba en no huir ante un problema. Todas las claves de ese peculiar universo están presentes en esta hilarante reflexión no carente de una hiriente ironía sobre el amor, género humano y aún más sobre la sociedad norteamericana, quintaesencia de Woody Allen.


Federico Casado Reina



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