Ficha película

Título:
Elephant
Director:
Gus Van Sant
Intérpretes:
Alex Frost, Eric Deulen, John Robinson, Elias McConnell, Jordan Taylor, Carrie Finklea, Nicole Georg
Calificación:
Crítica

La pasada edición del Festival de Cannes premió una película casi experimental de uno de los cronistas más ácidos de la sociedad americana, que a pesar de flirtear con la industria pesada de Hollywood –llegando incluso a realizar el tan cacareado “remake” de la intocable “Psicosis” de Hitchcock- ha conseguido filmes tan apreciables como “Todo por un Sueño”, “Mi Idaho Privado” o “El indomable Will Hunting”. La adaptación social es la piedra de toque de toda su filmografía, especialmente en el periodo adolescente, donde uno busca desesperadamente hacer realidad su sueño, casi al precio que sea y simplificando al máximo todos los condicionantes morales. Pero ¿qué sucede cuando no hay sueños? Esa es precisamente la tremenda reflexión que Gus Van Sant hace en la película, tomando como partida los dramáticos acontecimientos reales tristemente famosos del instituto Columbine, donde un par de adolescentes entraron con armas automáticas en su instituto y cometieron la mayor matanza de muchos años. El título del film se acoge a la famosa leyenda del grupo de ciegos que empezó a tocar un elefante, y cada uno lo interpretó de una forma diferente; así el director intenta mostrar una única realidad a través de los diferentes puntos de vista de unos chavales de instituto, aunque todos tienen el denominador común de la búsqueda de la adaptación.


Con un formato cercano casi al documental, el director domina los tiempos narrativos a su antojo, realizando un hábil juego donde las diversas tramas –casi una para un grupo de personajes- se van sumando a lo largo del desarrollo de la historia, que no es más que la simple crónica de un día en un instituto medio norteamericano. Pero el telón de fondo muestra una problemática mucho mayor: además de los crueles condicionantes que una comunidad adolescente exige a sus miembros “aceptados” –belleza, popularidad, éxito…- so pena de convertirse en un apestado o un “perdedor” –término usado muchas veces en el film- está el tema de la búsqueda personal, difuminada en casi una completa pérdida de valores. Las chicas “guapas” del lugar, (obsesionadas con el consumo, la delgadez –que oculta una bulimia galopante-) la pobre y fea bibliotecaria o los inadaptados que viven en su propio universo de soledad, videojuegos ultraviolentos, lecciones de piano y completo descuido de la tutela paterna son algunas de las piezas de este mosaico que realiza una certera y descarnada disección a una sociedad donde la formación y la educación han quedado completamente relegadas a los intereses personales consumistas. Van Sant regresa, de esta forma, a una expresión cinematográfica mucho más libre y pura, precisamente como deberían de ser los pobres protagonistas de la película, evitando cualquier juicio moral hacia unos chavales que sólo son producto de un entorno que es capaz de convertir en auténticos enfermos a los que quieren formar parte de esa “élite” que presuntamente dirigirá dentro de unos años la sociedad. Además, toda esta austeridad en la factura fomenta el mayor impacto emotivo de la historia, que resulta mucho más impactante, sobre todo cuando uno piensa que sucedió en realidad.


Federico Casado Reina



©2001. AndaluNet, Diseño y hospedaje de páginas Web