Ficha película

Título:
Master & Commander (al otro lado del mundo)
Director:
Peter Weir
Intérpretes:
Russell Crowe, Paul Bettany, James D’Arcy, Edward Woodall, Chris Larkin, Max Pirkis, Jack Randall, M
Calificación:
Crítica

El cine de aventuras ha tenido a lo largo de la historia un subgénero propio en si, que despertaba las mayores pasiones: el cine de piratas. Esos barcos que navegaban a lo largo y ancho del océano, y que conquistaban otras embarcaciones, cuando no islas o continentes, han sido la ensoñación de varias generaciones de cinéfilos, que hemos disfrutado de lo lindo con Burt Lancaster, Errol Flynn y Gregory Peck. El australiano Peter Weir ha esperado casi cinco años para embarcarse –nunca mejor dicho- en un nuevo proyecto, tras la magnífica “El Show de Truman”, y dar un giro radical a su carrera, como ya hizo anteriormente, si nos fijamos en su anterior filmografía, que incluye filmes como “Único testigo”, “Sin miedo a la vida”, “El club de los poetas muertos” o “Matrimonio de conveniencia”. Con la base del novelista Patrick O’Brian, Weir ha intentado resucitar el cine de aventuras marítimas, con toda la parafernalia propia del género, pero ha cometido dos grandes errores, que a la postre, minan la película: por un lado, ha dado por supuestas muchas convenciones navales, históricas y bélicas que el espectador no tiene ni la menor idea –como la presencia de niños que tienen el rango de oficiales en el barco capitaneado por el protagonista- y segundo, y más importante, ha hecho gravitar la historia sobre la navegación misma, sobre el mar, llegando a ser lo primordial en la historia, cosa completamente errónea para el cine de aventuras. Podríamos sumar otro gran error, que viene de la mano de Hollywood: la planificación y resolución de las secuencias de acción, heredadas del estilo Michael Bay –“La roca”, “Dos policías rebeldes”-, que consiste en mover mucho la cámara, presuntamente para dar más sensación de “acción” y no ver absolutamente nada –y además, se ahorran la calificación por edades-. El guión cuenta la historia de un barco de guerra inglés, que se enfrenta durante la época de Napoleón a otro barco, esta vez francés, y todas las rencillas y problemas que se dan dentro del navío. Con un ritmo exasperante en el arranque –realmente soporífero-, posteriormente mejora con la evolución. Las batallas navales están espectacularmente planteadas y costeadas, pero son tan confusas que la épica que podría transmitir este tipo de filmes, no llega a cuajar, en una torpe reescritura del cine de aventuras, que no consigue en ningún momento llegar al nivel de todos esos filmes –en el que figura con lugar prominente “El hidalgo de los mares”, que tiene no pocas coincidencias con la cinta que nos ocupa- que nos hicieron desear a todos en algún momento, pertenecer a un barco que viva todas esas aventuras, siendo la menor de ellas, paradójicamente, el mar.


Federico Casado Reina



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