Ficha película

Título:
Buscando a Nemo
Director:
Andrew Stanton
Intérpretes:
(en su versión española) José Luis Gil (Marlin), Anabel Alonso (Dory), Manel Fuentes (Nigel), Ramón
Calificación:
Crítica

Desde que Jeffrey Katzenberg abandonó Disney para formar junto a David Geffen y Steven Spielberg la productora “Dreamworks”, la mítica compañía de animación creadora de películas como “Blancanieves”, “La bella y la Bestia” o “Pinocho”, ha tenido un futuro cada vez más incierto: con una desmesurada ansia comercial, ha intentado competir sacando una película al año, y se ha enfrentado a equipos más creativos y menos administrativos, que le han ganado la partida. “HormigaZ” pudo con “Bichos”, y las películas de animación tradicional, ya le están ganando la partida, despersonalizada ya Disney de su “halo mágico”, ya que por imposiciones económicas, había que sacar una o dos películas al año, y así las cosas no funcionan. Precisamente, esa ha sido durante mucho tiempo la gran arma de Disney, la confección casi artesanal y mimada hasta el último momento del producto final; cuanto más tardaba una película en salir, más rica de matices era, y conseguía un mayor impacto en el público. Pero que no se equivoquen los economistas, que el éxito no viene por el dinero, sino por la creatividad. A punto de ser casi defenestrada, Disney llegó a un acuerdo de colaboración con una pequeña productora de infografía y con “Toy Story”, no sólo rompieron todas las expectativas, sino que además establecieron una línea mucho más interesante e innovadora que su rama de animación “tradicional”. Aunque los dos últimos filmes de la Pixar –“Bichos” y “Monstruos, S.A.”- no han satisfecho las expectativas de muchos, entre los que me encuentro, ahora se han vengado con creces y han realizado, probablemente, una de las mejores películas de animación de toda la historia del cine, en la que tiene cabida el drama, la comedia y encantando tanto a los más pequeños como a los más adultos, derrochando sensibilidad y creatividad. La historia de un pez payaso que pierde a su hijo no sólo es un magnífico pretexto para mostrar una deslumbrante animación que recrea el fondo marino como nunca hasta hoy, sino que logra en todo momento realizar las mejores parábolas sobre la paternidad, la familia o el amor, sin llegar a ningún componente sensiblero o demasiado obvio.
Además, el doblaje en español ha sido más que acertado, con una elección perfecta entre personajes y actores –merece la pena señalar a Gurruchaga como el tiburón con problemas de adicción a la sangre-. Un verdadero regalo de navidad para todos los públicos, en una cinta realmente preciosa, divertida y entrañable, y que sitúa a la Pixar –y de camino, a la Disney- nuevamente en la cresta de la ola de una industria cinematográfica que más que economistas, necesita a artistas y creativos.


Federico Casado Reina



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