Ficha película

Título:
Goodbye Lenin
Director:
Wolfgang Becker
Intérpretes:
Daniel Brühl, Katrin Sab, Maria Simon, Chulpan Khamatova, Florian Lukas, Alexander Beyer, Burghart K
Calificación:
Crítica

El realismo mágico resulta idóneo para mostrar una existencia depresiva, llena de carencias e ilusiones por mejorar, de ahí el óptimo funcionamiento de su vertiente iberoamericana –potenciada en el cine cubano, sobre todo- y en parte de la cinematografía de Europa del este. La película que nos ocupa podría enmarcarse dentro de estas dos categorías, ya que por un lado, juega con una vertiente “mágica” en el argumento y por la otra, tiene mucho que ver con los antiguos bloques soviéticos de la Guerra Fría: la acción comienza en 1989, en la que una mujer abandonada con sus dos hijos por su marido en el Berlín Oriental, sufre un infarto y queda en coma, justo en el momento en que sucede la reunificación, la caída del muro, y la integración de los dos sistemas políticos y económicos en Alemania. La frágil salud de la mujer, hace que su hijo “ficcione” que todo sigue igual para que no vuelva a recaer en su enfermedad, reinventando un mundo que ya ha dejado de existir, en todos los ámbitos.
El planteamiento es verdaderamente original, lleno de momentos de lo más tierno –sobre todo en la relación del hijo y su madre, que sigue insuflada de su pensamiento “socialista”-, subrayados por una original parábola sobre la búsqueda de la felicidad en lo material y/o en lo espiritual. La ilusión por un mundo mejor, visto a través de los ojos del niño y posterior adulto protagonista, sigue patente a lo largo de toda la historia, con su afán por preservar del mundano interés capitalista a todo lo que le rodea, y que se está desmoronando. El guión además tiene la capacidad de hacernos replantear la utilidad de vivir en una especie de “burbuja” de cristal, ajeno a lo que realmente está sucediendo a nuestro alrededor, tal y como le pasó a la Alemania del Este hasta que se incorporó –para tragedia de la supervivencia de muchos- en la Europa de hoy día.
En cuanto al aspecto técnico, es quizás donde podamos poner más achaques, ya que utilizando al compositor Yann Tiersen, vuelve a replicar casi literalmente todas las notas de la banda sonora de “Amelie”, intentando alcanzar el mismo componente evocador y onírico, pero con muchísimos menos medios audiovisuales, cosa que a veces puede resultar cómplice y agradable, pero otras aparece como pobretón, falto de medios e inapropiado para ese discurso. Mención especial merecen las interpretaciones, donde destaca el joven Daniel Brühl, una verdadera estrella en el cine germano, y que en esta película realiza su más lograda interpretación, alcanzando los registros más diversos. En cualquier caso, es una cinta llena de dulzura y esperanza hacia el ser humano, que intenta sobrevivir –a pesar de todo lo malo que pueda rodearle- de la mejor forma posible y utilizando todos los medios a su alcance para (re)componer el entorno que le rodea.


Federico Casado Reina



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