Las fórmulas establecidas, en cine, no suelen funcionar demasiado bien si lo único que se busca exclusivamente es el éxito comercial. Cientos de películas de todos los géneros han fracasado estrepitosamente en su desesperada ansia por pegar el campanazo, calcando los recursos de películas anteriores que si han funcionado en taquilla –eso por no hablar por las sagas, que generalmente suelen decepcionar a medida que las ideas se van agotando, como en el reciente caso de “Matrix revolutions”-. Richard Curtis ha conocido la fama y el éxito clamoroso en la pequeña pantalla, pues ha sido el creador y director del famoso programa “Mr. Bean”, protagonizado por el inefable Rowan Atkinson. También ha participado de varios de los grandes éxitos del cine británico contemporáneo, como “Notting Hill”, “Cuatro bodas y un funeral” o “El diario de Bridget Jones”, y ahora quiere replicar dichos éxitos ejerciendo como guionista y director, certificando dicho triunfo con la presencia de un apabullante reparto entre los que están varios de los mejores actores ingleses del momento. Pero esa desesperada búsqueda de un producto para todos los públicos, que funcione en las navidades como el clásico regalito, se ha salido de madre, puesto que el brillante y divertido guión cambia de tono a mitad de la pelicula radicalmente y deja de ser una comedia adulta, para convertirse en una facilona y empalagosa comedieta pre-adolescente, que además, resulta de lo más gazmoña. La historia funciona como una especie de apología al amor, que parece estar más a flor de piel en las Navidades –como verán, algo de lo más “original”-, mostrando una serie de personajes aparentemente desconectados, pero que por el azar –el azar del director y guionista, claro que fuerza las historias a su antojo- se verán relacionados y unidos por un sentimiento común: el amor. Y todos, desde el nuevo Primer Ministro inglés, hasta un pobre camarero con ganas de encontrar a la chica de su vida, o un niño enamorado secretamente de una compañera de clase, vivirán –casualmente, claro- la historia de amor de sus vidas en estas navidades.


Para que el producto aún resulte más comercial, añadan unas ciertas gotitas de descaro en un personaje presuntamente “maldito” –de hecho, es lo mejor de la película, un rockero trasnochado que intenta volver a la cresta de la ola grabando una versión navideña de “love is all around” del grupo “Wet, wet, wet” y de cuya letra sale el título de la película que la distribuidora ni siquiera se ha molestado en traducir al español-, y unas cuantas cancioncitas comerciales que suenan muy bien, y ya está horneado este empalagoso pastelón de navidad, que únicamente tiene un elemento realmente valioso: las excelentes –y esforzadas, a pesar de todo- interpretaciones de todos los excelentes actores del film.