Ficha película

Título:
Otoño en Nueva York
Director:
Joan Chen
Intérpretes:
Richard Gere, Winona Ryder, Anthony Lapaglia, Elaine Stritch, Vera Farmiga, Sherry Stringfield
Calificación:
Crítica

Desgraciadamente, el melodrama es el género al que actores maduros -que antaño fueron sex-symbols- se ven condenados con el paso de los años. Robert Redford, Harrison Ford... y ahora le ha tocado el turno a Richard Gere, que intenta aparentar varios años menos de los que tiene en un film en el nuevamente, emparejan a un galán entrado en años con una chica jovencita. Lo que sucede en este caso, es que la “chica jovencita”, ya no es tan jovencita, que si bien es cierto que Winona Ryder es un auténtico ángel, desde luego no acaba de salir del instituto, con sus casi treinta primaveras. Aunque mejor debería decir otoño, que es en la estación que se desarrolla este film dirigido por la neófita Joan Chen, deslumbrante actriz asiática cuya enigmática belleza tuvimos oportunidad de admirar en filmes como “El último Emperador” del gran Bertolucci. Chen, que ya dirigió su primera película en china -“Xiu-Xiu: the sent-down girl”, aclamada en ese país- ahora se intenta integrar con bastante poca fortuna en las estructuras de una clara producción “made in Hollywood”, cayendo lamentablemente en todos los tópicos previsibles de este trillado tipo de filmes: en una extraña mescolanza de los más maniqueos patrones de la historia del cine romántico -con referentes casi calcados a “Love Story”-, la acción se sitúa en el Nueva York actual, donde un triunfador y mujeriego dueño del restaurante de moda, conoce a una chica muchísimo más joven que él, con la que empieza una relación; el acicate de la misma, es que tras el tempestuoso descubrimiento mutuo de la pareja, ella destapará la caja de Pandora cuando le informa que tiene una enfermedad terminal. Porque si el otoño es la caída de la hoja, con esta cinta se nos cae la imagen de mitos que en algún momento pudieran haber tenido los protagonistas, embarcados en este soporífero intento de relanzar sus respectivas carreras.

Quizás la factura del film -con una elegante banda sonora de Gabriel Yared y una fotografía preciosista que retrata las postales más previsibles de la ciudad de los rascacielos- sea lo único que puede salvarse de un proyecto que encalla desde su inicio, y que provoca risas por el ridículo registro de Winona Ryder como adolescente literalmente estúpida y por las muecas “sexy-macho-may-suspiros incluidos” de Richard Gere. Exclusivamente recomendada para impenitentes admiradores de ambas estrellas, respectivamente, por que lo demás... mejor dejarlo.


Federico Casado Reina



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