Ficha película

Título:
El club de los Emperadores
Director:
Michael Hoffman
Intérpretes:
Kevin Kline, Emile Hirsch, Embeth Davidtz, Edward Herrmann, Rob Morrow, Harris Yulin
Calificación:
Crítica

Ofertar cosas nuevas parece ya casi un tabú en la última producción de Hollywood. El caso de los adolescentes descreídos que quedan deslumbrados por el carisma de un profesor, ha sido visto en numerosísimas ocasiones en la historia del cine, desde “Profesor Holland” hasta el referente obvio de este film, “El club de los poetas muertos”, donde Robin Williams realizaba una de sus mejores interpretaciones. En esta ocasión, además de la fórmula consabida “maestro-aprendices rebeldes”, se une el componente de que la escuela es de un elitismo social exacerbante, donde precisamente se hace una analogía entre el Imperio Romano y el “imperio” norteamericano. En dicho ambiente, un profesor muy contestatario y profundo, se enfrenta con el adolescente más rebelde de la clase, que además pertenece a una rancia familia política del país, y que años más tarde, se convertirá en un próspero miembro de las capas más altas de la comunidad empresarial, decidiendo volver a rememorar sus duelos dialécticos con los compañeros.
En esta ocasión, la fórmula funciona sencillamente porque se ha dado una vuelta a la tuerca mucho más inteligentemente de lo habitual: en vez de centrarse en la maravillosa sociedad y en cómo los vástagos de lo más florido de Norteamérica seguirán liderando el mundo, se realiza una parábola sobre la justicia, la mentira y la honestidad muy bien encajada en ese discurso nacionalista que podría ser algo empalagoso e ideológicamente cuestionable –sobre todo, si uno no es americano-. Evidentemente, en ese giro de guión el personaje principal del maestro, ya envejecido, pero fiel a sus principios, tiene una importancia capital máxime si es interpretado con convencimiento y solidez por un Kevin Kline tan lucido como cabe esperarse, y completamente alejado de sus habituales recursos cómicos, demostrando además una gran versatilidad –nada que ver con el profesor de “In&Out”-. Aunque el mensaje general no es tan profundo como Hoffman nos tiene acostumbrados en su filmografía –sobre todo en “Restauración” o en el delirio cómico de “Escándalo en el plató”-, su dominio como realizador para articular una historia de elegante factura y ritmo parsimonioso consigue brillar en todo momento en una dirección ejemplar. Como también suele suceder en este tipo de filmes, la factura destaca por su esmero y por su grandilocuencia, a veces demasiado manierista. Y como no podía ser de otra forma, los jovenes actores se supone que son la nueva hornada de lo más florido de las próximas estrellas manufacturadas por Hollywood, aunque tras el ejemplo de “El club de los poetas muertos”, nunca se sabee…


Federico Casado Reina



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