Ficha película

Título:
Freddy Vs. Jason
Director:
Ronny Yu
Intérpretes:
Ken Kirzinger, Robert Englund, Kelly Rowland, Brendan Fletcher, Jason Ritter, Monica Keena, Lochlyn
Calificación:
Crítica

Que esta película haya sido el auténtico bombazo en la taquilla norteamericana reciente, es revelador de dos cosas: por un lado, muestra el deseo del público –generalmente, juvenil- en seguir apostando por la manida fórmula del maniaco asesino de adolescentes que salpica la pantalla con las vísceras de sus víctimas; por el otro lado, demuestra el bajísimo nivel de exigencia de ese público a la hora de ver un espectáculo cinematográfico, contentándose con un engendro de esta magnitudo. Y digo lo de “engendro”, porque este film es una especie de Frankenstein del cine, un intento contranatura de unir varias piezas para conseguir a la fuerza, una película comercial. Las dos respectivas sagas de los personajes contemporáneos más famosos del cine de terror –Freddy Krueger, el maniaco de las cuchillas que aparecía en los sueños y Jason Voorhees, el psicópata con la careta de hockey que descuartizaba excursionistas- habían llegado a su muerte comercial. Pues nada mejor que unir ambas sagas en un intento de seguir exprimiendo la franquicia.
Pero es que los mitos del terror ya no son lo que eran: antes Drácula, Frankenstein, El Hombre lobo o la Momia provocaban miedo únicamente con su presencia. Y ahora, para que el espectador sienta algo, no solamente tiene que aparecer el monstruo de turno –cuento más aspecto repulsivo tenga, mejor-, sino que además tiene que hacer picadillo a sus víctimas con una minipimer, comiéndose luego los restos. Demostrada ya la nula capacidad para asustar de estos verdaderos neomonigotes del cine terrorífico, todos se han apoyado en la proliferación de vísceras de jóvenes voluptuosos, que generalmente, tenían una moral distraida –tal es el subtexto moral de estos filmes, que “castigan” a los chicos cuando intentan mantener una relación sexual, o se están emborrachando, o ambas cosas-.
El producto final en este film se acerca más a un duelo del western, mezclado con artes marciales –es innegable el origen del director, que nació en Hong Kong y que ya ha dirigido en Hollywood “La novia de Chucky”- que a una película de terror. Existe un gran componente autoparódico de los personajes dentro de la película, la pena es que no es tomado realmente como una cómplice y delirante visión de esos mitos caducos del celuloide contemporáneo, sino que se intenta que nos lo tomemos en serio, y encima, que intenten asustarnos con los más infantiles recursos que jamás hayamos visto. Aburrida, completamente previsible, y llena de guiños sin gracia, esta ha sido la película preferida por el público norteamericano en los últimos tiempos, así que ya pueden imaginarse cómo es: palomitas, refresco, chocolatinas y guasa general en las salas, es la única forma de “disfrutar” –si es que podemos llamarlo así- de este “frankenstein” cinematográfico.


Federico Casado Reina



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