Ficha película

Título:
Suite Habana
Director:
Fernando Pérez
Intérpretes:
Documental de Creación
Calificación:
Crítica

A través de los dimes y diretes de toda el universo de leyendas populares, muchas veces nos hacemos una idea equivocada de una determinada realidad, que generalmente suele ir bien rebozada de tópicos sangrantes: si pensamos en Marruecos, solamente nos imaginamos mercadillos atiborrados y comerciantes regateando hasta la extenuación; si pensamos en Egipto, vemos las Pirámides y si lo hacemos en Venecia, soñamos con las góndolas por los canales. Un país tan rico como Cuba también tiene una enorme rumorología sobre el turismo sexual, la alegría de sus gentes y las carencias sociales que existen en aquella dictadura comunista –una de las pocas, por no decir la única, que quedan en este planeta-. Pero realmente ¿conocemos Cuba? Ese es el comprometido y directo mensaje que un iluminado Fernando Pérez nos transmite con este majestuoso documental de creación, una verdadera elegía a la libertad, a la ilusión de vivir y a la lucha impenitente de los sueños.
Articulada como una bien pensada sinfonía de imágenes donde no existe ni una sola línea de diálogo, el director toma prestadas referencias del minimialismo cinematográfico, fundamentalmente de un turbador film, “Koyaanisqatsi”, y de toda la mejor herencia del más cuidado videoclip para componer diez historias que se entrecruzan a lo largo de un día, desde el amanecer hasta bien entrada la noche, y donde los sonidos y la música conforman un particular universo de mestizaje cultural y anímico. En la compleja amalgama de sentimientos, personajes y motivaciones, encontramos un médico que ejerce como payaso en las fiestas de niños, un hombre viudo con su hijo retrasado mental, una anciana que vende maní en las calles o un bailarín clásico que tiene que ejercer por las mañanas como albañil. La agilidad en la dirección, así como la inteligente y mordaz crítica al sistema –que aun fallando, no consigue borrar la esperanza y la grandeza de esos hombres y mujeres que luchan por sobrevivir- hacen de la cinta un documento único, un fresco social tan valioso que quizás sólo pueda ser apercibido muchos años después de su estreno en las salas cinematográficas. Conmovedora, aguda, bien resuelta y emocionante, las imágenes son de una factura bellísima, en una elegía que como un ave fénix, se alza sobre las cenizas de un sueño completamente defenestrado y hundido –la revolución castrista- para hacer resurgir esas ganas de vivir, a pesar de todos los problemas, de todas las vicisitudes, por muchos años que muerdan las ilusiones de nuestros protagonistas. Si además, hemos contado con la exquisita selección musical que ha hecho el director y que se acopla a las imágenes de forma sencillamente perfecta, estamos ante una auténtica obra de arte que dará mucho que hablar y que ha conseguido entrelazar magistralmente lo mejor del realismo social más crudo, con un elemento casi mágico, sin ninguna triquiñuela sentimental, sino haciéndolo desde lo más profundo del corazón.


Federico Casado Reina



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