Primera película producida por nuestro inefable ganador de un “Oscar”, José Luis Garci, que no ha sido dirigida por él mismo, en un esfuerzo para mezclar varios géneros, revisando un interesantísimo guión de 1955 “Los peces Rojos”. Entonces ¿por qué interesa tan poco la película? ¿Por qué resulta tan aburrida? Quizás, podríamos echar la culpa a los actores, que han resultado poco creíbles, o quizás a un formato en la producción tan mediocre que tiene una falsa estética teatral de opereta verdaderamente ridícula. Pero en realidad, el máximo responsable del rancio tedio que la película consigue, no es otro que su director, Antonio Giménez Rico, que comete descomunales fallos en la realización, en el montaje, y en la agilidad de una historia que podría ser tan magnética como su planteamiento argumental, insólito para el cine español: un fracasado escritor maduro, en plenos años cincuenta, mantiene un tórrido romance con una cupletista jovencita, que a la vez también es cortejada por el hijo del literato, estableciéndose una competencia tan ilícita como sorprendente entre ambos…
Todos los elementos que Giménez Rico tiene para lograr antención, son echados por tierra a base de una serie de diálogos tan rocambolescamente artificiales como ridículos, llegando a la teatralidad más forzada, por no hablar de las nimias capacidades interpretativas de Carmen Morales –hija de Rocío Dúrcal-, protagonista de “School Killer”, y que ahora ha decido encauzar su “carrera artística” por derroteros más serios. Desde luego, estos derroteros en el caso de “Hotel Danubio”, son tan serios como el réquiem a un director que parece ya completamente fenecido en su nula capacidad para contar historias medianamente interesantes y articuladas de manera eficaz.
Lo que resulta alucinante es que a dia de hoy, los miembros de la Academia Española de Artes y Ciencias Cinematográficas acaso duden lo más mínimo a la hora de elegir este verdadero bodrio para representar a nuestro país en Hollywood. ¿Es que estos señores no van al cine y no están al día de lo que se hace en todo el mundo? Es más bien lo que parece, con lo cual ya nos explicamos la paupérrima salud del panorama en la producción nacional, más preocupada de pegar el pelotazo comercial con filmes como “El oro de Moscú”, que por aportar algo más a la cinematografía nacional. Así que, mejor que al “Hotel Danubio” lo clausuren definitivamente por la polilla, la carcoma y lo pasado de moda, incapaz de acoger a ni un solo huésped que disfrute de una estancia mínimamente placentera en la sala de cine.