Ficha película

Título:
Carmen
Director:
Vicente Aranda
Intérpretes:
Paz Vega, Leonardo Sbaraglia, Antonio Dechent, María Botto, Joan Crosas, Josep Linuesa, Emilio Linde
Calificación:
Crítica

Que Aranda sabe mucho de pasiones arrebatadoras –y arrebatadas- y de, en sus propias palabras, “encoñamientos”, ya lo sabíamos. Muchas de sus películas –desde “Fanny Pelopaja” hasta “Amantes” pasando por “La pasión Turca” o “Juana la loca”- giran en torno al torbellino que puede originar una determinada reacción instintiva antes el oscuro objeto del deseo, que es capaz de convertir al personaje más templado en un esclavo de si mismo y, por supuesto, del amado o amada de turno. Por eso parecía casi de evolución natural que el mito sevillano de “Carmen” fuera tocado por este polémico realizador de origen catalán, que no para de hacer amigos cada vez que abre la boquita. La solidez narrativa de Vicente Aranda ha quedado de sobra probada por su trayectoria, al igual que su manifiesta irregularidad, capaz de crear los más complejos universos y marañas sentimentales, para después, no saber cómo salir de ellas. Algo así le ha sucedido en esta historia de sexo, delirio y honor, donde a pesar del distanciamiento del protagonista narrador –el mismísimo Merimée-, se transmite el vértigo del abismo en el que José “El Navarro”, un oficial del ejército de Fernando VII, se ve arrastrado por el deseo de posesión de lo indómito e ingobernable, la quintaesencia de la hembra salvaje encerrada en seis mágicas letras: Carmen.
Jugando eficazmente con la emotividad de los personajes, se construye el relato que se ciñe más a la novela de Merimée que al mito operístico de Bizet, intentando en todo momento acercar las figuras literarias a un entorno orgánico, humano, nada elevado, sino más bien todo lo contrario, cercano al más llano vulgo, como corresponde. El notable esfuerzo en la producción es capaz de transmitir –como sucede en todos los films de Aranda- una atmósfera histórica realmente perfecta, arropada por una espectacular fotografía y una preciosa banda sonora, en un registro que no para de acariciar las bellas imágenes. Pero en cuanto al guión, desgraciadamente, el propio director se enamora tanto del personaje, que no llega a tomar firmemente las riendas y todo termina desbocándose cuando no debe, resultando increíble, tópico y plano en muchos momentos –que no son ni justificables, ni comprensibles para el espectador, por mucho que admiremos el cuerpo de Paz Vega, físicamente perfecta para el papel, pero con serios problemas de dicción para hacerse comprender en muchas secuencias-. A pesar del magnífico registro de Sbaraglia, el dibujo de personajes queda realmente plano, y se desaprovechan muchos secundarios que podrían haber dotado de mayor profundidad a la historia –como “El escamillo” o “El tuerto”-. Una pena que este apasionado delirio no se haya tomado un poco más en frio para poder abarcar toda la grandeza que se merecía –y que se le esperaba-.


Federico Casado Reina



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