Ficha película

Título:
Noviembre
Director:
Achero Mañas
Intérpretes:
Oscar Jaenada, Adriana Domínguez, Juan Díaz, Héctor Alterio, Ingrid Rubio, Javier Ríos
Calificación:
Crítica

Difícil embite el que tenía Achero Mañas con su segunda película, tras el clamoroso éxito de su primer film como director “El bola”. Por su parte, ha sido muy inteligente huir del dramático realismo social que impregnó su anterior película, para bucear en la ingenuidad ideológica de un grupo de adolescentes, que en plena efervescencia de su militancia liberal, pretenden cambiar el mundo a través del teatro callejero, libre, salvaje, sin ataduras ni normas, pretendiendo realizar un nuevo manifiesto y formando finalmente el grupo “Noviembre” –en palabras del protagonista, “por que después de la revolución de octubre, viene la de noviembre”-.
Las referencias a grupos teatrales vanguardistas como “La fura del baus” y especialmente, a los catalanes “Els comediants”, es más que evidente, mezclando un tufillo antisistema muy adecuado para los personajes. De esta forma, el guión tenía todas las posibilidades para resultar un soplo de aire fresco a la cinematografía española, cansada ya de casi una extinción de géneros y sobreviviendo a base de la comedia casposa y las revisiones de la memoria, en clave de humor, igualmente. Pero, la misma frescura que ha tenido Mañas a la hora de llevar a la gran pantalla la historia real del grupo de teatro “El piojo picón”, que en los años setenta se dedicaba a viajar por toda España sin cobrar un duro y haciéndo partícipes inconscientes de su obra a todos los transeúntes de las calles, plazas, avenidas o autobuses, es la que ha insuflado dicha originalidad de un toque pretenciosamente filosófico que hace sencillamente increíble buena parte del film: parece que todos los personajes estén descubriendo el sentido de la vida a cada palabra que dicen, y que sus acciones, vayan a formar parte de la historia, obviando temas tan básicos como la simple supervivencia -¿de qué comen, si no ganan dinero?, ¿cómo pagan los alquileres?, ¿quién los saca de los problemas con la justicia o la policía?-. Es innegable reconocer en Mañas una notable madurez como realizador, alternando técnicas como la del documental y jugando con los tiempos cinematográficos para dotar al relato de una gran agilidad y una estructura francamente lograda.
Pero todo queda empañado por el pretendido homenaje al “arte como ejercicio de comunicación libre”, en palabras de su director. La revolución social llena de un manido mensaje “antisistema”, heredero del neohippismo, ya está tan defenestrada y caduca como la reflexión que realiza a dia de hoy en una película brillante en cuanto a puesta en escena, pero fallida en el guión y en muchos de los diálogos, que intenta trasladar la utopía ideológica de hace treinta años a la actualidad, y que ni el propio Achero Mañas se cree, que seguro que ha cobrado hasta la última peseta como director y guionista.


Federico Casado Reina



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