Ficha película

Título:
El juego de Ripley
Director:
Liliana Cavani
Intérpretes:
John Malkovich, Lena Headey, Dougray Scott, Ray Winstone, Chiara Caselli
Calificación:
Crítica

Cuando alguien tiene duda de lo mucho que puede cambiar una historia dirigida por un director u otro, no tiene más que ver las diferentes visiones que se realizan de una misma novela, como el film que nos ocupa y la versión que hiciera Wim Wenders en 1977. La intrigante historia de un calmado y misterioso tratante de arte cuya fria mirada esconde la más tremenda de las personalidades, y cómo su vida gira en torno a sus más particulares juegos, sirve de pretexto en ambas ocasiones para mostrar personajes al límite, llenos de apasionados sentimientos que son desbocados en los momentos más inesperados y originando así un verdadero torbellino en sus propias existencias.
El problema es que Liliana Cavani, obsesionada por la estética y una grandilocuencia que no beneficia en absoluto a la historia, ha primado más la atmósfera –que tampoco logra, quedándose fria y distante- sobre el complejo argumento, que debería originar la génesis y motivación de los personajes. Únicamente el monumental carisma de Malkovich consigue dotar al film de un interés especial, habida cuenta de sus camaleónicas dotes y expresiones, llenando la pantalla cada vez que aparece y con un repertorio de miradas y gestos tan taimados como escalofriantes. En cambio, el escocés Dougray Scott no es más que un pobre llorón, que se pasa la película en pleno estado de esquizofrenia, intentando ser lo que ni él mismo se cree –que digo yo, se podría haber visto el papel de Bruno Ganz, que lo supera con mucho en la versión de Wim Wenders-.
Además, toda la parte de la sociopatía extrema de Ripley, que es capaz –en sus propias palabras- de “matar al tren entero si se estropea este reloj”, es sencillamente ridícula, empujada únicamente por la presencia de Malkovich –repito- que es el único elemento realmente valioso de una película demasiado ampulosa y pretenciosa, mal articulada en un ritmo interno que no le corresponde, y llena de complacientes guiños que únicamente contentan a la directora y sus amiguetes. Viendo el resultado y viendo las otras adaptaciones de los textos de Highsmith, no queda por menos que afirmar tajantemente, que a Liliana Cavani le ha quedado demasiado grande este proyecto, y que no ha podido vertebrar con solidez una historia tan compleja, oscura, tenebrosa y a la vez cotidiana como la que representa el refinado universo de Tom Ripley, uno de los personajes más ricos y seductores en la historia de la literatura contemporánea, y que ha tenido los correlatos de Dennis Hooper, Matt Damon y, finalmente, John Malkovich en la gran pantalla, todos ellos ejemplarmente encajados en el perfil del carismático y terrible personaje que, únicamente, sigue sus propias reglas para el juego de la vida.


Federico Casado Reina



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