Ficha película

Título:
Confidence
Director:
James Foley
Intérpretes:
Edward Burns, Dustin Hofmann, Rachel Weisz, Paul Giamatti, Morris Chesnut, Brian Van Holt, Leland Or
Calificación:
Crítica

Ya sabemos que el cine es una gran mentira, que nos hace soñar y que ha de sorprendernos con historias que a veces pueden parecer algo increíbles. Posiblemente, por ese componente hipnótico de ensoñación, nos fascinen las películas de “timos”, cintas en las que encantadores sinvergüenzas se aprovechan de la codicia, la lujuria o la avaricia de los humanos para sacar tajada –y por supuesto, ingentes cantidades de dinero-. Establecido ya como un género, poco habrían de sorprendernos las películas de elegantes delincuentes, mentirosos profesionales que se dedican a realizar grandes estafas de forma más hábil e imaginativa. Títulos referenciales como los de “El golpe” de Roy Hill o “Casa de Juegos” de Mamet, se alternan con otros no menos inteligentes como “Los timadores” de Frears, y realmente, poco se ha avanzado en este género.
Lo único que quizás permanecía inmanente dentro de este tipo de filmes, es una concepción visual y una dirección clásica, elemento que ha sido renovado en la película que nos ocupa por un James Foley en estado de gracia, que consigue vertebrar el divertido guión de la cinta, entretenido de principio a fin a pesar de algunas licencias: un encantador timador tiene su grupo habitual, con el que realiza todo tipo de “negocios” en varias ciudades, viajando por todo Estados Unidos, pero un buen día comete el grave error de timar a un jefe mafioso, con lo que para resarcir su deuda pendiente, le propone trabajar para él en uno de los mayores “golpes” jamás ideados en la ciudad. Pero, como suele pasar en estos casos, nada es lo que parece…
Pecar de ingenuidad en este tipo de historias puede ser el gran pecado, y se ha cometido, lamentablemente: parece que a excepción de los protagonistas –unos menos creíbles que otros, con una Rachel Weisz bellísima, pero para nada encajada en su personaje- el resto de ciudadanos del mundo son literalmente imbéciles, y cuyo único cometido es ser timados precisamente por eso, por tontos. Las filigranas en el guión, aunque divertidas, se ven venir de lejos y eso también es otro paso atrás en la arquitectura del suspense y la sorpresa argumental. Pero por lo demás, Foley ha sabido tomar la medida del género, actualizando el ritmo del montaje y la factura, recordando en algunos momentos a “Snatch”, con la herencia de videoclips y televisiones musicales varias presentes en todo momento. En definitiva, resulta un divertido juguete, pero que exige hacer demasiado cómplice al espectador en un universo de sobra conocido por todos, y que ahora está poblado por otra fauna más moderna, más vacilona y más guapa. Y si como guinda del pastel tenemos monumentales interpretaciones como la de Hofmann o Andy Garcia, pues mejor.


Federico Casado Reina



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