Ficha película

Título:
Identidad
Director:
James Mangold
Intérpretes:
John Cusack, Ray Liotta, Amanda Peet, Rebecca DeMornay, John Hawkes, Alfred Molina, Jake Busey
Calificación:
Crítica

Estoy convencido que todos hemos participado alguna vez en ese famoso juego de mesa en el que se meten a unos cuantos personajes en una casa, y a partir de aparecer algún cadáver, todos habremos de descubrir no solo al asesino, sino también la forma en que ha cometido sus fechorías, y cuándo lo hizo. El juego del “Cluedo”, inspirado en grandes maestros del suspense narrativo como Agatha Christie o Conan Doyle, deja una serie de pistas que engarzadas, supone la demostración de la ecuación del asesinato, resolviéndose con un resultado exacto. De esta forma grandes genios del cine como Hitchcock sabían colocar las piezas exactas del rompecabezas para que, progresivamente, fueramos resolviendo el caso. Mangold ejercita este género hábilmente con un film en principio nada original en su planteamiento, pero que sabe evolucionar inteligentemente con elementos del “thriller” y el cine policiaco hasta llegar a un clímax aparentemente facilón, pero que realmente, consigue una resolución muy brillante.
Un grupo de los más variopintos desconocidos –entre los que están un conductor de limusinas, una estrella televisiva, un policía que lleva custodiado a un delincuente, una prostituta o un matrimonio- se quedan encerrados en un enigmático motel de carretera, que como no podía ser de otra forma, está regentado por un no menos misterioso personaje, debido a una gran tormenta. El retiro forzoso de todos los personajes, como si fuera una entrega más de “El gran hermano” televisivo, va a desembocar en una serie de crímenes a cuál más inesperado y brutal…y ahí es donde empieza el “sálvese quien pueda”. Parecería lícito pensar que con tales mimbres, la cesta ya tendría etiqueta, forma e incluso comprador, pero contra todo pronóstico, el argumento toma varios giros de lo más original, construyendo una película tan entretenida como sorpresiva, especialmente en su segmento final, a modo de traca valenciana.
El director, que ha sabido reunir un reparto de lo más brillante, se apoya con habilidad en los personajes, sin llegar nunca a cometer ninguna “trampa” al espectado que sea demasiado ruidosa. Obviamente, existe un pacto tácito con la audiencia a la hora de describir toda una serie de pautas cuando se trata de este tipo de cinematografía. No obstante, el director de “Inocencia Interrumpida” o “Copland” ha demostrado su pericia en este género, regalándonos una inesperada perla dentro de los previsibles cánones que ya estamos un poquito hartos de ver en cientos y cientos de películas, en las que ya nos aburre adivinar quién es el asesino. En cambio, esta cinta es como un imposible criptograma sin aparente solución, que en el fondo esconde en la mayor de las simplezas el enigma de su desenlace. Y lo mejor es que aún sabiéndolo, no sabemos cómo hacerlo.


Federico Casado Reina



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