El cine tiene una gran amplitud de miras, y desde provocar un cambio social, hasta realizar una reflexión sobre el hombre, o sencillamente, pasar un divertido rato de evasión, como cualquier disciplina artística todo vale siempre que no se intente engañar al potencial espectador. Lo que sucede, es que el cine de “uso y consumo” rápido, promovido por la producción de Hollywood para el público adolescente en todos los géneros –desde la comedia hasta el terror, como el film que nos ocupa- cada vez se parece más al “fast-food” peor hecho e ideado para abaratar costos empresariales, y facturar el máximo de beneficios, llegando a unos niveles de calidad muy por debajo de lo racionalmente exigido a una película.
No cansados con los intentos de los productores de este film, Neal H. Moritz y Stokely Chaffin, -que también perpetraron “Sé lo que hicisteis el último verano” o “Leyenda urbana”- ahora vuelven a intentar asustar a los adolescentes de todo el mundo –y que ellos creen que se parecerán mucho a los norteamericanos- con cuentos de brujas y fantasmas, que ya han sido vistos mil veces en la historia del cine de forma muchísimo más creativa, pero que ahora ellos creen haberlos reinventado poniendo a unos protagonistas guapos, música de moda y poco más. La historia es heredera de muchos filmes –entre los que está, claro, “El sexto sentido”-, e intenta asegurarse los clásicos “sustitos” en el cine de este género, pero, eso sí, cuidándose muy mucho de no excederse en la sangre y lo políticamente incorrecto: dos parejas adolescentes que van a empezar en la universidad se pegan una gran juerga de despedida, que termina con un brutal accidente de tráfico en el que muere el novio de la chica que iba conduciendo, que a partir de ahora tendrá unas terribles pesadillas y sensaciones de lo más extrañas…
Resulta especialmente lastimoso ver a los protagonistas del film repitiendo paso por paso todas las claves que ya hemos visto en infinidad de ocasiones, y que los chavales que no hace muchos años hacían –Neve Campbell, Jennifer Love Hewitt- ya no pueden repetir por aquello de hacerse mayores. Pero lo peor, es asistir a un verdadero carnaval de lo previsible, en un film de supuesto terror, intriga y suspense, donde todo, absolutamente todo, se ve venir. Y no me refiero a los “mostruos”, sino a las reacciones de cada uno de los protagonistas. Si en “Scary Movie” se reían de esto ¿cómo pueden pretender que a estas alturas nos lo tomemos en serio? La película ha tardado dos años en estrenarse en nuestras pantallas, y visto lo visto, todavía habría tenido que tardar mucho más, si no salir directamente a video y el que quiera que no se llame a engaño, porque éste, ya nos lo sabemos de memoria y hasta la bruja del tren da más miedo.