Ficha película

Título:
La Liga de los Hombres Extraordinarios
Director:
Stephen Norrington
Intérpretes:
Sean Connery, Naseeruddin Shah, Peta Wilson, Tony Curran, Stuart Townsed, Shane West, Jason Flemyng,
Calificación:
Crítica

Connery ya se desdijo una vez volviendo al papel de 007 en “Nunca digas nunca jamás”, que fue precisamente la frase que su mujer le dijo cuando el escocés abominó del personaje que le hizo famoso, prometiendo solemnemente que “nunca jamás” daría vida al espía británico. Bueno, pues ahora resulta que ha vuelto a las misma, sólo que disfrazada de Allan Quatermain, uno de los personajes aventureros más míticos de la historia de la literatura y el cine. Basándose en un genial cómic de Alan Moore y Kevin O’neill, el film narra las aventuras de un equipo de lo más insólito, que además reúne a todos los personajes de la literatura fantástica inglesa victoriana: además de Quatermain –el que descubrió las minas del Rey Salomón, vamos- también está el hombre invisible, el capitán Nemo –el del Nautilus-, Dorian Grey –el del retrato-, el Doctor Jeckyll –que también viene con Mr. Hyde-, Tom Sawyer –convertido ya en un agente secreto norteamericano- y como colofón, Mina Harker –uno de los personajes de la novela “Drácula”, ahora convertida en vampira-. La interesante trama situa a estos poderosos héroes contratados por el gobierno Inglés a finales del siglo XIX –por un personaje llamado “M”, como en las películas de James Bond- para que malogren los planos de un maquiavélico y misterioso terrorista internacional que planea una Guerra a nivel Mundial.


Como producto de directo entretenimiento sin concesiones, resulta muy espectacular, y aunque tiene unos cuidadísimos efectos especiales, no cae en el manierismo infográfico de muchas producciones de Hollywood. Norrington, después de hacer “Blade” ha conseguido desligarse de ese submundo acelerado y ha conseguido con su nueva película crear un filme de acción a la medida de lo que requería la historia y el atormentado y siniestro cómic de Moore, traicionando lo justo a las viñetas –con concesiones comprensibles, como incluir al personaje de Mark Twain, Tom Sawyer, para “contentar” al público norteamericano-, para articular una acción trepidante. Si bien es cierto que podría haberse mejorado simplificando muchos elementos que pueden llegar a resultar infantiles, no es menos cierto que resulta un film muy espectacular y entretenido, aunque se podían haber aprovechado mucho mejor la atmósfera de Verne o Conan Doyle, para haber podido subir a la mayoría de edad todo el film. Pero las franquicias, son las franquicias, claro. Y si no que se lo digan a Sean Connery, que además es el productor.


Federico Casado Reina



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