Ficha película

Título:
Hablando de Sexo
Director:
John McNaughton
Intérpretes:
James Spader, Jay Mohr, Lara Flynn Boyle, Bill Murray, Catherine O’Hara, Melora Walters.
Calificación:
Crítica

Alguien dijo alguna vez que “Más vale caer en gracia, que ser gracioso”. Ése ha sido el gran pecado de un realizador tan curtido como McNaughton en este film: intentar ser “gracioso” por todos los medios posibles, utilizando un guión mal elaborado, con diálogos falsos y situaciones tan rocambolescas, que resultan ridículas y carentes de sentido. Aún resulta más paradójico que este director, que tan bien ha manejado el terror –con la escalofriante “Henry, retrato de un asesino”- o el thriller sexual –con “Juegos salvajes”- ahora baje varios enteros en esta comedia demasiado facilona, obvia, y, como le sucedió en “La chica del gángster”, sencillamente falta de gracia. La frustración llega a grados enervantes cuando la sátira social que podía haberse realizado sin problemas se ve truncada por la mediocridad de unos personajes más propios de un mal culebrón televisivo de segunda, que de una película –que además tampoco se puede decir que estén bien recreados por los protagonistas del film, siempre con cara de locos, despeinados, gritando y sin parar de correr-.
El arranque argumental no deja de ser original: un pobre y joven matrimonio ve cómo la ruptura se acerca a ellos cuando el marido resulta ser impotente con la esposa, pero tiene capacidad para tener un lío con una camarera y al acudir a una muy especial “consejera matrimonial” que termina de liar a los recién casados metiendo en la ecuación a un psiquiatra especialista en depresiones que será demandado por acoso sexual y todo se convertirá en una ambiciosa guerra entre abogados, psiquiatras, aseguradoras y detectives privados. El monumental embrollo del guión llega un punto en que no funciona de ninguna de las formas, dejando el presuntamente delirante sentido de comedia en una indefinición narrativa que no sabe centrarse en una trama principal y en absoluto es ayudada por ninguna otra secundaria. Los denodados esfuerzos por salvar el proyecto de McNaughton son infructuosos en todo momento, y los chistes, sencillamente, no tienen ninguna gracia, ni en la forma de decirlos, ni en el contenido mismo. Todo el proyecto no ha sido más que un completo despropósito con la sátira sexual como telón de fondo. Más le valía al guionista haber aprendido de otro film en la misma clave “Escándalo en el plató”, que si supo ridiculizar muy eficazmente el mundo de la televisión. Aunque el mundo de los psiquiatras y los abogados norteamericanos sea muy susceptible de burla e irónica reflexión centrada en los puros intereses sexuales, con esta película no se ha conseguido en absoluto.


Federico Casado Reina



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