Parece que las intrigas y vicisitudes vividas en la Segunda Guerra Mundial empiezan a ser un fértil campo en el que la producción cinematográfica mundial apuesta cada vez más (basten ejemplos como los de “U-571”, “El Pianista” o “Salvar al soldado Ryan”). Este es otro caso que intenta centrar un apasionante episodio –el equipo de descifradores ingleses que logró desentrañar el código nazi de la máquina “Enigma”, durante un ataque naval fundamental para el transcurso de la guerra- que cambió el destino de la humanidad. Basada en una famosa novela de Robert Harris y producida nada más y nada menos que por Mick Jagger, líder de la histórica banda rockera “Rolling Stones”, el film ha estado cuidado hasta sus últimas consecuencias, contando con la dirección del veterano realizador británico Michael Apted y con la adaptación del guionista Tom Stoppard, que ganó un Oscar al mejor guión por “Shakespeare in love”, además de contar con lo más florido en la nueva hornada de la interpretación inglesa, con el escocés Dougray Scott a la cabeza flanqueado de la siempre excelente Kate Winslet. Entonces ¿qué ha pasado? ¿Por qué no ha funcionado el invento? Muy sencillo, por tomar demasiado partido en la historia, intentando hacernos partícipes de un patriotismo subjetivo y por supuesto, dispersando la atención principal en una serie de subtramas que terminan por tomar un protagonismo que no debería tener.


El film, que tiene una factura realmente preciosa, con una fotografía espectacular y una excelente banda sonora de John Barry –que recuerda a “Memorias de África” en algunos pasajes- tiene además un pésimo trabajo de montaje, llegando el espectador a sentir verdadera indefensión ante las radicales rupturas de las progresiones dramáticas en las diferentes acciónes –con cambios de personajes, acciones y escenarios súbitamente, sin transición alguna- y lo que debería ser un planteamiento “artístico” en la evolución de la historia, se convierte en una incomprensible sucesión de acontecimientos que no tienen –o no parecen tener- absolutamente nada que ver. A pesar de los esfuerzos de los actores, realmente bien encajados en sus papeles –destacando Kate Winslet- el film es un galimatías tal que hace honor a su título, convirtiendo en un verdadero “Enigma” sus auténticas intenciones y comprensión general de una historia que intenta socabar la memoria histórica de una división del ejército británico que permaneció oculta durante años como uno de los mejores secretos militares de la Segunda Guerra Mundial.