Ficha película

Título:
Antes que anochezca
Director:
Julian Schnabel
Intérpretes:
Javier Bardem, Olivier Martinez, Andrea Di Stefano, Johnny Depp, Sean Penn, Michael Wincott
Calificación:
Crítica

Para los españoles, ha sido un sueño que no se ha cumplido, ya que era la primera vez que un intérprete español estaba nominado al Oscar al mejor actor. Para los americanos, ha sido una mirada más a una cierta realidad cubana anticastrista, que tantos adeptos tiene en Norteamérica. La dramática historia del escritor cubano Reinaldo Arenas, escritor y disidente político de la revolución cubana, exiliado en los Estados Unidos es el material que, a modo de biografía, Schnabel usa para pretender trazar un retrato sobre la tolerancia y la libertad, por encima de todo. Su discurso ya se dejaba entrever en su primera película como realizador, “Basquiat”, y ahora parece que se subraya con mayor fuerza.

El problema de Schnabel, es que si bien es un reputado artista plástico -tanto escultor como pintor, cuyas obras se exponen en el MOMA de Nueva York, alcanzando cotizaciones astronómicas- como realizador cinematográfico todavía tiene mucho que aprender. El “efecto halo” que podría desprenderse de su capacidad creativa y artística todavía no ha impregnado ni su forma, ni su técnica a la hora de hacer una película. Porque con los elementos que ha tenido -un excelente actor, un buen texto de partida, una historia con todos los elementos justos como para conmover- en su mano, ha realizado una cinta demasiado desigual: el guión realizado no mantiene la tensión, ni el ritmo, y la cadencia a la hora de filmar resulta demasiado pausada.

Eso sí, el trabajo de Bardem, más que brillante, es auténticamente fastuoso, no ya en cuanto a su registro interpretativo -que es, por decirlo de alguna forma, insuperable- sino por el trabajo físico que ha tenido que realizar adelgazando y aprendiendo a moverse sin aparentar el muchachote musculoso y fortachón que siempre ha sido. La transformación física del actor español ha sido casi tan camaleónica como las de Robert De Niro, que por cierto, junto a Al Pacino o Jack Nicholson, apoyaron sin paliativos el papel de D. Javier. Y es que si algo ha frenado la consecución de esa preciada y deseada estatuilla, es la mediocridad del director del film a la hora de mostrar un producto compacto y maduro; aunque existan destellos de talento, no deja de ser una cinta ciertamente errática, llena de elementos casi amateurs, dejando caer todo el peso y responsabilidad del film en un actor -que sin duda, ha de tener- y en la historia -que también es importante-, pero el problema, el auténtico problema, es que el centro en el que ha de gravitar todo el peso, no es el actor, ni la historia... es sencillamente el director.


Federico Casado Reina



©2001. AndaluNet, Diseño y hospedaje de páginas Web