Ficha película

Título:
Los Angeles de Charlie.Al límite
Director:
McG
Intérpretes:
Cameron Diaz, Lucy Liu, Drew Barrymore, Demi Moore, Bernie Mac, Crispen Glover, Justin Theroux, Robe
Calificación:
Crítica

No sabe uno bien si es por las consolas de juegos, por los videos musicales, la proliferación de canales de televisión, la moda, o todo ello junto, pero el cine –especialmente, el de acción- ha llegado a un punto en el que el umbral de sorpresa está a niveles que exceden de lo puramente racional. Ya no es suficiente con que el héroe de turno mate a docenas de facinerosos con un solo disparo, sonriendo ante la adversidad y ante la preciosa chica “bombón” de turno. No, ahora el héroe además tiene que saltar, hacer un doble mortal hacia atrás, en una motocicleta que va a 300 kms/h, tomándose un whisky con hielo –que no se le cae, por supuesto- y consultando con el gps de su teléfono móvil cuál es su próxima misión, porque la que está haciendo, ya la tiene resuelta, sin despeinarse, por supuesto. Entonces cabe preguntarnos: está bien que los héroes sean héroes pero ¿es que todo vale?
En el caso de la segunda parte de “Los Angeles de Charlie”, el director de videoclips McG ha decidido tirar la casa por la ventana, haciendo el film más excesivo que jamás hayamos podido imaginar, en lo que además de valer todo para distraer al espectador –por supuesto, al ritmo de una música bailona a muchos decibelios, aderezado por las curvas, sonrisas y redonceces de las tres “ángeles”, incluida la “renegada” Demi Moore, más guapa que nunca-, no se guarda coherencia argumental alguna, sino que sencillamente, cuando toca que el personaje de turno se ponga a volar como el mismísimo superman, porque en el guión se le han agotado las “ideas”, pues nada, hala, a volar se ha dicho –y esto no es una licencia poética-. El pobrísimo argumento sitúa a las tres detectives de la agencia Townsed trabajando en un misterioso caso en colaboración con el FBI para proteger las identidades de los confidentes del gobierno que han delatado a alguna de las familias mafiosas. Los planteamientos argumentales son tan zafios, tan burdos, que ni siquiera llega uno a disfrutar de la espectacularidad de sus imágenes, porque con unos chistes tan facilones y encima, queriendo homenajear a grandes películas de la historia del cine como “Cantando bajo la lluvia”, nos sentimos tomados por verdaderos idiotas.
Los denodados esfuerzos de las tres protagonistas en encajar lo más dignamente en sus papeles –en el caso de Drew Barrymore, intentando hacer rentable una producción- se han visto sencillamente adulterados por una más que generosa, excesiva ración de “parques temáticos” de acción, y que está, como puntualiza el título, “en el límite” de lo racional.


Federico Casado Reina



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