Ficha película

Título:
Zu Warriors
Director:
Tsui Hark
Intérpretes:
Eking Cheng, Louis Koo, Cecilia Cheung, Zhang Ziyi, Patrick Tam, Kelly Lin, Summo Hung
Calificación:
Crítica

Existe un rancio regusto en las obras que Hollywood suele “adoptar” de otras cinematografías, realizando sus propias versiones con sus estrellas, y además consiguen que los circuitos de distribución internacionales no logren la exhibición de la película “original” y sí de la versión “americana”. Este fenómeno ha sucedido en numerosas ocasiones, pero quizás una de las más recientemente famosas ha sido “Abre los ojos” y “Vanilla Sky”; mientras que la película protagonizada por Eduardo Noriega sólo ha llegado a las fronteras españolas, la protagonizada por Tom Cruise ha dado la vuelta al mundo. Por eso, cuando un autor –de esos que tienen la a mayúscula- llega a Hollywood, tiene que luchar contra viento y marea para no ver prostituida su obra, si no su mensaje.
Una revolución
Tsui Hark revolucionó el cine de acción mundial, cuando revisó toda una iconografía que finalmente ha sido adaptada por el cine norteamericano. Una de sus primeras creaciones, allá por el 1983, fue “Zu Warriors”, una preciosa película animada que narraba la historia de un país imaginario que era frontera entre la realidad, el cielo y el infierno, para que nos entendamos; y allí una serie de guerreros expertos en artes marciales eran los encargados de mantener a raya a los demonios que querían apropiarse de la humanidad. Los que disfrutamos con “Tigre y Dragón”, dejándonos impregnar por esa maravillosa atmósfera y poesía, ahora vemos cómo los capitostes de Hollywood han metido la zarpa en una película que en realidad no tiene una vocación comercial, sino más bien artística.
Si hablábamos de acción, las coreografías de Yuen Woo Ping –que se dio a conocer con “Matrix”- son sencillamente impresionantes, así como los efectos especiales. Pero la parsimonia, la dulzura oriental ha sido sustituida por una malsana intención mercantilista que ha convertido la poesía en algo verdaderamente ininteligible: la mutilación en el montaje ha conseguido que el guión sea francamente incomprensible, en muchos momentos. Si en “Bandas de Nueva York” ya sufrimos los tijeretazos de un iracundo productor que veía peligrar la rentabilidad de su inversión, imagínense ahora que la cosa es en chino. Menos mal que a pesar de la salvajada cometida en el montaje final –que no es el del director, habrá que rogar que salga en DVD…- todavía existe buena parte de la magia histórica de Oriente.


Federico Casado Reina



©2001. AndaluNet, Diseño y hospedaje de páginas Web