Ficha película

Título:
Como Dios
Director:
Tom Shadyac
Intérpretes:
: Jim Carrey, Jennifer Aniston, Morgan Freeman, Philip Baker Hall, Catherine Bell, Lisa Ann Walter,
Calificación:
Crítica

Si ya sabíamos de la megalomanía habitual de Carrey, esta película culmina y rubrica cualquier duda que tuviéramos acerca de su peculiar personalidad, ya que se ha erigido en protagonista de un film producido por él mismo y dirigido por su amiguete Tom Shadyac –que ya lo dirigió con desigual fortuna en las dos películas de Ace Ventura y en “Mentiroso Compulsivo”- donde habla con el mismísimo Dios todopoderoso y llega a desempeñar todas sus tareas.
Carrey ha recuperado el terreno humorístico, tras el costalazo de una producción seria como “The majestic”, que aunque tenía referencias claras a Frank Capra y a películas tales como “Cinema Paradiso” de Tornatore o “Splendor” de Scola, guardaba una cierta originalidad y creatividad, plantándole cara a la inmisericorde industria de Hollywood. La fórmula que aplica viene siendo la misma de toda su carrera y registro que le hizo famoso en filmes como “La máscara” o “Mentiroso compulsivo”: unas circunstancias especiales que dan pie a mostrar todo un repertorio de muecas y gestos cada vez más locos y delirantes, incluyendo una capacidad corporal física cercana a la maleabilidad de la plastilina, cara incluída. Desde luego, circunstancia más chocante que en plena crisis existencial de los cuarenta aparezca el mismísimo Dios para darte sus propios poderes, hay pocas. Y eso provoca una reacción explosiva en el personaje que interpreta el inefable protagonista, que parece empeñado en batir su propio récord en realizar muecas por minuto.
Siendo honestos, el film arranca de manera divertida y en los primeros veinte minutos, hay secuencias muy locas e hilarantes, pero la personalidad histriónica de Carrey progresivamente va tomando el peso central de la película, olvidando casi el guión, y resultando demasiado manidas las circunstancias prácticamente de todo el film. Existen referencias más que evidentes a toda la tradición del realismo mágico de Capra, especialmente en “Qué bello es vivir” –que además, para que no haya ninguna duda, aparece en el film…- y por otra parte, repitiendo la fórmula que hace unos años realizara Harold Ramis con “Atrapado en el tiempo”, en la que un patán alcanzaba poderes sobrehumanos y paulatinamente, los iba utilizando para beneficio de los demás y no del suyo propio. Desde luego, no se puede achacar a Carrey su intento más que evidente en ofrecer al público lo que quiere de él y que no es más que una ración extra-triple de reacciones espasmódicas y epilépticas ante momentos de humor, porque en esta película las hay y en cantidad. Pero si nos carga en algo el histrionismo, resulta demasiado excesiva, incluso para el mismísimo Jim Carrey.


Federico Casado Reina



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