Ficha película

Título:
No tengo miedo
Director:
Gabriele Salvatores
Intérpretes:
Aitana Sánchez-Gijón, Dino Abbrescia, Giorgio Careccia, Giuseppe Cristiano, Mattia Di Pierro, Diego
Calificación:
Crítica

La historia del cine italiano está plagada de niños que descubren el mundo adulto rodeado de no pocos elementos “mágicos” y reinterpretados a sus propios y particulares criterios infantiles; ya desde “Ladrón de bicicletas”, el neorrealismo ponía en los ojos de un tierno chaval todas las vicisitudes del mundo adulto, intentando una “adaptación” a los parámetros de un niño. No hace demasiado tiempo también veíamos la famosísima “Cinema Paradiso”, donde el niño además tenía el cine como nexo de unión y pliegue del mundo exterior que no conocía. Ahora el director de “Mediterráneo” –que ganó el Oscar a la mejor película de habla no inglesa- tras haber probado suerte en el cine “adolescente”, fracasando estrepitosamente con películas como “Nirvana” o “Amnesia”, se ha decidido a realizar otro homenaje a la inocencia infantil, que a través de sus ojos reinterpreta en fascinación o comedia lo que en realidad es un drama.
Desgraciadamente, en el país del Tíber los secuestros, las agrupaciones mafiosas y las bandas son algo que todavía resuena en los oidos de muchos: millonarios han visto a sus hijos o sus familiares secuestrados y torturados, utilizados como moneda de cambio para conseguir riquezas fabulosas. El arranque de la película es tan intenso como entrañable: un niño vive una vida calmada en el Sur de Italia, rodeado de naturaleza, una hermana curiosa y encantadora, y un grupo de amigos que podrían asemejarse a una versión rural de “Verano Azul”, bicicletas incluidas. En su curiosidad natural, un día el chaval descubre un cobertizo de metal en el suelo, y al asomarse, se encuentra con un niño en lamentables condiciones, al que ayuda trayéndole comida y agua, y toda la magia se rompe cuando el protagonista descubre que su “amigo secreto”, en realidad es el hijo de una millonaria que está retenido por su propia familia para cobrar un rescate.
La humanización del personaje del niño es tan intensa que logra impregnar los intereses adultos, y plantea una interesante disquisición en el desarrollo argumental del film. La impresionante factura –con unos incabables campos de trigo subrayados por una excelente banda sonora de toque minimalistas, muy a lo Michael Nyman- rubrica una experimentada realización que únicamente se ve lastrada en el ritmo interno del segundo acto, que se estanca momentáneamente por culpa de unos recursos argumentales insuficientes en el guión. Las rimas visuales están también muy logradas, así como las metáforas sobre la igualdad y la amistad, igualmente enmarcadas en algunos elementos terroríficos realmente escalofriantes en algunos casos. Pero lo mejor del film, lo que ha conseguido Salvatores sin duda, es hacernos mirar a través de los ojos del niño protagonista, para el que el un, dos, tres, al escondite inglés, los helados, las chocolatinas y los coches en miniatura son los ejes de su vida, así como los amigos.


Federico Casado Reina



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