Ficha película

Título:
Torremolinos 73
Director:
Pablo Berger
Intérpretes:
Javier Cámara, Candela Peña, Juan Diego, Fernando Tejero, Malena Alterio
Calificación:
Crítica

Ha sido la incuestionable ganadora en la pasada edición del Festival de Cine Español de Málaga, y ya se perfila como una de las grandes producciones de este año. Un director novel ha sabido rescatar y retratar todas las ilusiones, ambiciones, miserias y grandezas de la España de los setenta, dibujando con la justa medida una sociedad ilusionada y a la vez cansada de una mala situación económica y social. La recreación argumental es ciertamente brillante, por no hablar de la audiovisual, que roza los límites de la genialidad, encajando una factura de colores ocres desvaídos que es exacta a una fotografía de aquella época, por la que hubieran pasado más de treinta años. A pesar de todo, muchos podrán reconocerse en la desesperada situación del protagonista, un pobre vendedor de enciclopedias que es capaz de (casi) todo con tal de salir de los ahogos económicos y empezar a vivir la vida de progreso y comfort que la televisión, la radio y la prensa –que también existía en los setenta- le vendían. Y la forma más insospechada es hacer películas domésticas pornográficas con su señora, para ser vendidas en los países nórdicos, claro que la fuerza de la imagen les convierte en auténticas estrellas en Dinamarca y Noruega…
Berger se ha inspirado en una historia real sucedida en nuestro país –concretamente, en el mismísimo Torremolinos del título, ese de pantalón de campana, camisas de cuellos inacabables y estampados chillones…- para trazar una lúcida visión sobre la relación entre dos personas, y cómo cada uno de ellos apuesta hasta el límite para lograr la felicidad de la pareja. Lógicamente, los dos puntales insustituibles han sido Javier Cámara y Candela Peña, que también ganaron los premios de interpretación en el Festival de Málaga, en la que podrían decirse las mejores actuaciones de toda su carrera cinematográfica. La cercanía entrañable de Javier Cámara, su inocencia y pasión descubierta por el cine de ¡¡Ingmar Bergman!! tras haber hecho sus primeras películas en Super 8 y la sorprendente dulzura de una Candela Peña en el cénit de su registro, consiguen dotar a la historia de una sensación de verdad pocas veces vista en el cine español. El guión además retrata certeramente toda una serie de arquetipos con una claridad meridiana, situándonos a la perfección en cada momento. La parábola de entrega y duda, se enmarca en un medido y acertadísimo sentido del humor –inherente a la rocambolesca historia- que en ningún momento desentona con la totalidad de una película realmente encantadora, pero exenta de ninguna pedantería cursi e innecesarias florituras para suavizar el auténtico centro de la historia, porque lo mejor para suavizar los métodos más dudosos para buscarse la vida es sencillamente, el amor, que ha quedado magníficamente reflejado en cada fotograma del film.


Federico Casado Reina



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