Ficha película

Título:
Johnny English
Director:
Peter Howitt
Intérpretes:
Rowan Atkinson, John Malkovich, Natalie Imbruglia, Ben Miller, Douglas McFerran, Tim Pigott-Smith, K
Calificación:
Crítica

Cuando uno ve estas cosas, no tiene por menos que sentir lástima, sobre todo porque un agudo creador, un cómico genial y un personaje entrañable, se le cae a uno a los pies. Rowan Atkinson, famoso en todo el mundo por la creación del personaje televisivo “Mr. Bean”, heredero de todo el mejor “slapstick” –esto es, humor visual sin necesidad de diálogo alguno- de la historia del cine, ahora ha dado un monumental paso atrás en su ascendente y fulgurante trayectoria cinematográfica. Resulta curioso ver que los intentos de este ingeniero eléctrico han ido siempre encaminados a la sutilidad y la agudeza; en cambio ahora todo ese genial sentido del humor, se ha transformado en zafio, burdo y demasiado obvio.
Atkinson comenzó en el teatro con su personaje mudo, posteriormente realizó algunas series de televisión –como “La víbora negra”- que no pasaron de ser simplemente populares en Inglaterra, pero cuando llegó el gran éxito a su carrera fue cuando dejó de hablar, interpretando a ese desastrado personaje de cuestionable moral y entrañables reacciones. Las incursiones cinematográficas de este cómico –un honrosísimo calificativo a reivindicar entre los artistas- habían sido bastante desapercibidas –algún cameo divertido en “Nunca digas nunca jamás” o “Cuatro bodas y un funeral”, por ejemplo- hasta que Mr. Bean saltó al celuloide, causando un gran éxito. El gran error ha sido pensar que podía desligarse de su personaje, porque sencillamente no puede: interpretar a esta caricatura de 007 –con su deportivo Aston Martin, y con los guionistas originales de las últimas películas de Bond, incluidos- le ha salido bastante mal. Quizás porque ha hablado. Si hubiera sido Mr. Bean el que terminara siendo un agente secreto, seguramente las descacharrantes situaciones habrían sido –como pasó en la primera, y hasta ahora única, película de Mr. Bean- sencillamente delirantes y divertidas. El problema es que el agente secreto no ha sido Mr. Bean, sino Rowan Atkinson. Aunque suene paradójico, los guionistas tienen gran parte de culpa de que los chistes no funcionen: si Atkinson hubiera contado con sus habituales colaboradores, probablemente todo habría funcionado mucho mejor.
Me resulta doblemente penoso lo aburrido de este film –¡¡que además de humor, pretende ser de aventuras y acción!!-; primero por satirizar a Bond, James Bond, el más famoso agente secreto del mundo, desde precisamente, sus actuales creadores. Y segundo, por haber sido Mr. Bean el que, perdiendo toda la gracia, se ha enfundado el smoking, ha cogido la pistola y conducido el deportivo, no para hacer reir, sino sencillamente, para hacer el ridículo.


Federico Casado Reina



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