Ficha película

Título:
El oro de Moscú
Director:
Jesús Bonilla
Intérpretes:
: Jesús Bonilla, Santiago Segura, Neus Asensi, María Barranco, Concha Velasco, Alexis Valdés, Alfred
Calificación:
Crítica

Uno, en su ingenuidad, supone que alguien se mete a dirigir o escribir una película porque tiene algo nuevo que contar, dar una visión personal sobre un tema, o hacer una reflexión sobre el amor, la amistad, la lealtad, o vaya vd. a saber. Por eso, cuando alguien ve que un negocio funciona, aprovecharse de dicho negocion me parece por menos que mezquino. A ver si nos entendemos, me parece completamente lícito, que en una estructura industrial -como la cinematográfica, donde se implican cientos de profesionales que tienen que ganar dinero, y mantener familias- alguien se ponga la vocación mercantilista por encima de cualquier interés digamos “artístico” y vaya a por la pela por encima de todo. Por ejemplo –aunque las comparaciones sean odiosas- Spielberg lo hace. Pero la diferencia es que D. Steven hace “rentables” sus propias inquietudes artísticas, y evidentemente, no busca la pasta por la pasta, sencillamente por que le sobran los dólares.
Si nos ponemos en el plano de nuestra arriesgada y sin duda enclenque cinematografía, hay dos modelos claros que han ganado dinero a espuertas: por un lado, está un chaval honesto consigo mismo, que cree en el cine que hace, y que ha apostado por sus proyectos por encima de todo, haciéndolo rentables al final. Se llama Alejandro Amenábar, que figura como director en el primer puesto de la película más taquillera de la historia del cine, “Los Otros”. Y por el otro lado, está otro realizador, quizás no tan “chaval” como el anterior, pero igual de honesto, cuya vocación sencillamente es pasarlo bien, ganar mucho dinero, y como diría el mismísimo Russ Meyer “ligar con el mayor número de chavalas posibles”. Se llama Santiago Segura, y su posición es mucho más facilona, obvia y falta en muchos casos de interés, rozando la horterada, pero eso sí, igual de lícita que la anterior. Vamos a lo que vamos.
Lo que ya resulta irritante es que alguien se meta a director, sencillamente para intentar llevarse la pasta de la taquilla por la cara, emulando burdamente lo ya burdo de por sí, instaurando una especie de “Torrentada” como antes estaba la “españolada”, que tanto mal hizo al cine español tanto dentro como fuera de nuestras propias fronteras. Bonilla, un actor de carácter, de físico contundente y gesto entrañable y cascarrabias, ha debutado en la dirección con este film, tan orientado a la comercialidad como zafio, grotesco y, definitivamente, mal realizado. Intentando utilizar todos los recursos más ordinarios de toda la cinematografía española –no en vano ha contado con los representantes de las “españoladas”, desde Landa a Resines pasando por Chiquito de la Calzada y el propio Segura- cuenta una historia tan infame y ridícula como ejemplar e insultantemente bien filmada en cuanto a factura. Chistes sin gracia, en un intento desesperado de crear una especie de “Frankenstein” cinematográfico con todos los presuntos ingredientes del éxito. Comercialmente, un acierto, a tenor de las cifras y espectadores. Cinematográficamente, una verdadera desgracia.


Federico Casado Reina



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