Ficha película

Título:
Operación Swordfish
Director:
Dominic Sena
Intérpretes:
John Travolta, Hugh Jackman, Halle Berry, Don Cheadle, Vinnie Jones, Sam Shepard, Drea de Mateo.
Calificación:
Crítica

Lo más fácil –y recomendable- a la hora de ver –y disfrutar- esta película es quedarse en la lectura superficial: explosiones espectaculares, efectos especiales, tecnoverborrea, look posmoderno... y sexo, claro. Todos los ingredientes perfectos para un típico éxito de taquilla norteamericano, incluyendo a dos actores de moda –Jackman y Berry, ambos de “X-men”- y una estrella oxidada que vuelve a brillar en este film –John Travolta-. El resultado es un producto fácil que destila adrenalina, pero lo verdaderamente preocupante del mismo es el interlineado ¿Acaso el “malo” de la película no sólo no es tan “malo”, sino que pueden llegar a justificarse sus acciones terroristas? He ahí la gran disquisición que puede plantearse, y que se cuela, como el que no quiere la cosa, entre el sonido techno bailable, la ropa de diseño y las despampanantes chavalas ligeritas de ropa en la piscina iluminada de noche.

Dominic Sena, especialista en publicidad que deslumbró a todos con su primera cinta, “Kalifornia”, pero que decepcionó con su siguiente película, “60 segundos”, ahora ha vuelto a tomar las riendas en la realización, creando un producto que funciona igual de bien que un videojuego, en este caso ideado por Mr. Joel Silver, un avispado y veterano productor de cine de acción –desde el referente obligado, “Matrix”, hasta la saga de “Arma Letal” o “La jungla de cristal”-: un siniestro, posmoderno y travieso personaje que parece tener el poder suficiente para derrocar un gobierno, requiere los “servicios” de un antiguo hacker que acaba de cumplir condena en la prisión. Su plan: robar unos miles de millones de dólares a un banco que, sencillamente y como él dice.. “no los necesita”. En dicho robo hay referencias a otros filmes del género, como “Speed”, aunque quizás la singularidad de esta película radique en el carisma del “malo”, que eclipsa completamente cualquier otro personaje. Los pretendidos requiebros argumentales del guión pueden llegar a ser tan tramposos como predecibles, pero la verdad es que importa poco, puesto que la vocación del film es sencillamente entretener. Su honestidad radica en ofrecer un producto para su uso y consumo, tan intrascendente como espectacular. Tan olvidable al salir de la sala como disfrutable con un refresco y unas palomitas. Es sencillamente, la acción por la acción, aunque, como ya dijimos antes, nos intenten colar un mensaje sospechosamente “patriotero” en el contexto. Al fín y al cabo, podemos tomarlo como un melocotón, es decir, nos comemos la pulpa y expulsamos el hueso que hay en su interior. Y así, sí.


Federico Casado Reina



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